La Federación de la Producción, la Industria y el Comercio (Feprinco) brindó su discurso de cierre de este 2022, que al igual que los últimos dos anteriores fue dificultoso para el sector empresarial en general, pero que con el empeño y compromiso de todos los sectores se pudieron sobrellevar desde los efectos residuales de la pandemia hasta un conflicto bélico exógeno que provocó una inflación de escala mundial y que, por ende, afectó también a Paraguay.

Ante ello, el presidente en turno de la Feprinco, el Ing. Enrique Duarte, acentuó que quedó claro que Paraguay ya no está exonerado de los vaivenes del mundo global y que por la vertiginosidad de los acontecimientos y mirando el futuro, los paraguayos deben diseñar políticas y crear instituciones que permitan amortiguar los movimientos de la globalización y reduzcan la vulnerabilidad externa.

Enfatizó especialmente sobre mecanismos que mitiguen las crisis de los precios de los combustibles, pero más allá de esto y de las distintas coyunturas externas o climatológicas, lamentó que el país sigue adoleciendo, por décadas, de los mismos problemas políticos, económicos, financieros y sociales.

“Los vicios están arraigados y aún hasta la fecha no hemos percibido la voluntad política que, con empuje y determinación, se decida a combatir los males endémicos que postergan la posibilidad de diseñar y ejecutar políticas de crecimiento sostenido. Más que nunca el Paraguay del presente, en ojos de grandes inversionistas, necesita de previsibilidad, seguridad jurídica, gobernanza y transparencia”, expresó Duarte.

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A dicha causa, señaló que la gobernabilidad está constantemente amenazada por una cultura política que gasta su tiempo en estériles conspiraciones y ambiciones grupales que solo persiguen intereses específicos como lo es “la lucha por y para el poder”, por lo que la fragilidad de la gobernabilidad se materializa en la baja calidad institucional que lucen las instituciones y la democracia, dijo.

En ese sentido, sentenció que es inaceptable que transcurridas décadas de vigencia democrática, el Poder Judicial no sea capaz de garantizar seguridad jurídica. Que el Parlamento no haya demostrado su compromiso con el equilibrio presupuestario y que, en el poder administrador, no se hayan abolido las prácticas del favoritismo, del nepotismo y la distribución feudal del poder.

Todo este compendio hace que la sociedad civil perciba la falta de una visión que indique adónde se quiere llegar como país, pues la corrupción se convirtió en un problema estructural del Estado. Con la informalidad y la impunidad como procreadoras del contrabando y de gavillas asesinas, el pueblo pide a gritos comenzar el combate contra la impunidad.

El titular de Feprinco reprimió que la inestabilidad política no expresa ni representa conflictos sociales, sino todo lo contrario, la lucha por el poder testimonia el encarnecido combate de facciones que se disputan por hacer prevalecer sus intereses.

“Lamentablemente, seguimos sin que se cumplan preceptos constitucionales; la libertad de circulación de personas y bienes, el respeto a la propiedad privada y la igualdad ante la ley. Hemos enviado una misiva al presidente de la República para instalar una mesa que trate el tema del IPS y seguimos esperando la conformación de esta”, agregó.

Criticó igualmente que las deudas del sector público se abultan, mientras las autoridades no tienen la respuesta ni la sensibilidad para ofrecer una solución, más allá de algunos que argumentan la necesidad de aumentar los impuestos o contraer más deudas, a lo que responden que esto solo sería ideal si es para servir al país y no para lubricar a los privilegios burocráticos.

Mirando el 2023, si la propuesta es ejecutar una reforma tributaria, esta debe ser la de garantizar que los que no tributen empiecen a hacerlo, pues los objetivos no pueden contradecir los fines de las políticas económicas y se debe desalojar la lógica fiscalista y reemplazarla por la desarrollista. Los políticos y gobernantes deben entender que es costoso para los pueblos las malas decisiones de sus gobernantes.

A lo que inmediatamente lanzó otra interrogante, el de cómo pretenden las autoridades solucionar la debacle de la caja fiscal, que urge una política exterior, formulada en términos estratégicos y un orden político interno comprometido ante las amenazas que se ciernen, desde fuera y dentro.

En este punto, citó el proyecto de ley de turismo de frontera, al que consideran que viola la unidad tributaria a más de contradecir acuerdos internacionales, así como la intención de Argentina de gravar la mediterránea logística con el cobro indebido de peajes en la modalidad fluvial, que genera desde ya enérgico rechazo.

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“Demandamos un Estado con más actores que sean capaces de llevar adelante sinergias con el sector privado, porque cuando la decisión del Gobierno es equívoca, errátil, tardía o irracional, instala en la sociedad incentivos perversos y distorsionadores que desalientan el crecimiento económico”, sumó.

Abordó igualmente la educación en crisis, que es preciso blindarla de la injerencia política, pues es necesario que la próxima generación reciba un país con más oportunidades y no una patria desolada, sin conocimiento, sin empleos ni oportunidades, para no ver compatriotas emigrando por falta de empleo, sino que las futuras generaciones habiten un Paraguay con libertad y bienestar.

Por último, auguró un 2023 renovado a las puertas de un gobierno nuevo, de una nueva era a nivel mundial, que exigirá a todos lo mejor, pero que no cambiará el amor a la patria y al trabajo para hacer del Paraguay el mejor lugar para todos. Para ello, la producción, industria y el comercio actuarán en unidad de criterio y acción, puntualizó.