El Congreso Internacional de RSE y Sostenibilidad de la Asociación de Empresarios Cristianos (ADEC), en su décima tercera edición fue escenario para tratar un tema que, si bien ya estaba instaurado quizás desde hace tiempo, con la pandemia se dio a flote y se empezó a darle un poco más de importancia, que es el factor de la salud mental en el ámbito laboral.

Así se daba curso ayer durante el primer día del congreso, en uno de los paneles que tuvo como enfoque el tema “Trabajo y salud mental”, teniendo en cuenta el impacto que causó el COVID-19 como virus mismo, la inestabilidad financiera y el factor del desempleo, aspectos que sin duda fueron detonantes de algunas condiciones quizás ocultas.

Este panel estuvo compuesto por tres especialistas: Mercedes Argaña, psicóloga, investigadora y consultora; Marcelo O’Higgins, médico psiquiatra, y Ulisses Cabral, country manager de ManpowerGroup. Los expertos coincidieron en que la salud mental todavía no está instalada en la agenda organizacional de las empresas.

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Encender luz de alerta

Rescataron igualmente que el congreso haya sido oportuno para empezar a ponerle foco o encender la luz de alerta en las empresas, más allá de que también exista la Ley Nº 5.804 “Que establece el sistema nacional de prevención de riesgos laborales”, que, según indica, es el conjunto de normas y procedimientos destinados a prevenir, proteger y atender a los trabajadores de entidades públicas y privadas de los efectos de las enfermedades y los accidentes que puedan ocurrirles con ocasión o como consecuencia del trabajo que desarrollan.

“Hoy en día son valoradas las empresas reconocidas como socialmente responsables, pero estas también deben ocuparse de incluir en sus estrategias los sistemas de salud y unidades psicosociales, que no necesariamente signifique contar con un médico en los lugares de trabajo, pero se puede instalar esquemas de atención, de acompañamiento, de dedicarle un tiempo a los trabajadores a que puedan expresar sus dolencias. Eso sería ser una empresa saludable”, expresó Argaña.

Este panel estuvo compuesto por tres especialistas: Mercedes Argaña, psicóloga, investigadora y consultora; Marcelo O’Higgins, médico psiquiatra, y Ulisses Cabral, country manager de ManpowerGroup. Foto: Emilio Bazán.

Equilibrio y resultados

A su vez, Cabral reveló datos de una encuesta a nivel global a colaboradores de al menos 20 de las más grandes empresas sobre las tendencias de la salud mental, que concluye que las comodidades, buen ambiente laboral, salario, compensaciones y beneficios, la infraestructura y espacios de ocio que puedan tener las organizaciones son parte, pero los trabajadores reconocieron la necesidad de ser más atendidos para hablar de su salud mental.

Indicó que el 43% de los profesionales colaboradores a nivel mundial respondió que necesita tener mayor espacio para conversar sobre la salud mental, un tema que no se está hablando y es preciso. Esto es 3 de cada 10 encuestados que reclamaron más atención y priorización en el ámbito abordado. También exteriorizaron necesidad de espacios de desarrollo físico y entornos de comida saludables.

“Lo importante que hay que entender es que estas tendencias están relacionadas no solo al equilibrio del colaborador, sino también a los resultados de las empresas. Y el primer indicador de alarma es cuando no hay resultados en ese colaborador, y en segundo lugar cuando la estructura laboral no se cumple”, remarcó el referente.

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Empresas deben generar concepto de sensibilidad en el campo de la salud mental. Foto: Emilio Bazán.

No hay mediciones

Por su parte, el profesional médico O’Higgins reportó que durante la pandemia estallaron casos sobre salud mental que están muy relacionados a otras condiciones que siempre se escuchan, como lo son el estrés laboral y la depresión, que conllevan a episodios incluso más trágicos.

Lamentó que en Paraguay no haya un estudio que pueda medir la prevalencia del trastorno mental y la serie de problemas que pueden devenir estas patologías, cuyas causas principales se originan entre los 20 y 60 años. Lo que sí se sabe es que el país se encuentra entre los 10 con mayor índice de vulnerabilidad en la región, dijo.

Otro aspecto que denotó con mayor fuerza los trastornos mentales o falta de salud mental fueron la serie de casos de violencia intrafamiliar que se evidenciaron en la pandemia, a los que se suman los casos de feminicidio que ensangran al país.

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Conclusiones

Es así que el aspecto de la salud mental no es un tema menor, coincidieron los tres expertos en sus conclusiones. Para Argaña, las empresas deben generar este concepto de sensibilidad, de que todos somos seres humanos en primer lugar, por ende vulnerables a estos aspectos, y como segundo paso formarse como organización en este campo sensible, que tampoco requiere de una alta inversión; es más, puede tener costo cero contar con un programa de salud, aportó.

Cabral acompañó la postura, al tiempo de subrayar que la salud mental es un tema que debe obligar a las empresas a tenerlo en cuenta con sistemas de atención, prevención y no solo a reaccionar cuando sucedan situaciones desafortunadas.

En ese sentido, el doctor O’Higgins hizo hincapié en la necesidad de que el Estado también invierta en la prevención para una buena salud mental de los ciudadanos, para lo cual existen propuestas de fondos de ayuda internacional incluso, acotó.

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