Paul Fernández
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En Boquerón, agricultores y ganaderos enfrentan pérdidas millonarias a causa de la sequía que sigue dejando al sector sin la posibilidad de poder encarar una nueva campaña. Matthías Sawatzky, productor de la zona, mencionó que a causa de la falta de lluvia perdieron el 100% de sus cultivos, mientras que se registra una reducción del hato ganadero hasta de un 85%.
Matthías Sawatzky tiene 34 años y desde hace quince años se dedica de forma independiente a la agricultura. Desde pequeño tuvo una relación cercana con el rubro debido a que trabajaba con su padre en su campo, siempre en la Colonia Neuland, Boquerón, departamento del mismo nombre.
Pero de algo está seguro, los tiempos cambiaron y las condiciones climáticas sufrieron ajustes irreversibles que lo hacen impredecible, por lo que aumenta la incertidumbre en el campo. Matthías comentó a La Nación/Nación Media, que desde hace al menos 3 años la sequía se instaló en la zona y no dejó viva una sola rama de cultivo, generando así pérdidas millonarias.
La situación es bastante complicada debido a que asegura que durante esta campaña no pudieron cosechar absolutamente nada, lo que indica que las pérdidas de los cultivos fueron del 100%. Los rubros que eran considerados más fuertes en esta zona son soja, maíz, sésamo, maní y chía, que contaban con una superficie de 400 hectáreas, de este productor. Ahora mismo los campos están vacíos.
“Sufrimos ahora tres años muy duros por la sequía. El impacto más fuerte de la sequía es la pérdida de los cultivos que se sembraron, tenemos ya todos los gastos en el cultivo y resulta que nada se puede cosechar, se queda todo en la chacra, no hay un reingreso, no había nada, se secó en la chacra y nos quedamos sin nada”, aseguró.
El año anterior, un poco de respiro había llegado a los productores debido a que se registraron lluvias alentadoras durante octubre y noviembre, lo que propició un buen inicio de la siembra. Este favorable panorama se vio nuevamente interrumpido por la sequía, ocasionando el mal desarrollo de los cultivos y la pérdida.
Matthías aseguró que durante esta campaña enfrentaron una pérdida aproximada de G. 1.000.000 por hectárea, lo que en estos tres años suman más de G. 1.200 millones. “El campo no para”, es un dicho que siempre resuena en la agricultura, pero lamentablemente en este caso no se pudo aplicar”, lamentó. Después de haber perdido todo, tuvo que pausar la siembra a la espera de mejores condiciones para seguir trabajando.
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Hato disminuyó un 85%
El impacto de la sequía en la ganadería está directamente relacionado con el rendimiento de los derivados del ganado vacuno, en donde se ven sobrecostos y baja acumulación durante estos últimos meses. Orlando Penner, productor de Boquerón, mencionó que ven la disminución en la producción en kilos, como ellos le llaman, lo que les genera un efecto negativo bastante importante, atendiendo a que de eso dependen sus ganancias.
Indicó que en estos últimos meses se vio un impacto tanto en las vacas como en los animales de engorde, que bajaron de peso, lo que representa para los ganaderos un gasto doble y menor precio de venta. En cuanto a las vacas, indicó que disminuyeron la producción de leche, mientras que los desmamantes se venden a precios menores ante la reducción en sus pesos.
“Los terneros no se elaboran en la forma óptima, lo que significa vender los desmamantes con un peso menor, puede ser que sean muy lindo, pero van a tener fácilmente un 40 a 50 kilos menos, lo que significa el menor ingreso para el flujo de caja”, explicó. En ese sentido, indicó que ante la falta de pastura, se ven obligados a adquirir forrajes para alimentar a los animales, lo que nuevamente se traduce en un sobrecosto.
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Por su parte, Penner señaló que ante la prolongada y reforzada sequía se vio obligado a trasladar su ganado a otros campos más lejanos, pero donde podrán asegurar la provisión de pasto para sus animales. Ante este complicado panorama, indicó que experimentó una reducción del 85% de su hato ganadero debido a que una gran cantidad de animales representan más gastos y menos ingresos.
Informó, además, que en su caso, de superar las 70 cabezas en su estancia, actualmente cuenta con 25 animales que, pese a la reducción en números, sigue representando pérdidas. Explicó que desde el inicio de la sequía están experimentando una pérdida de G. 500.000 por cabeza, lo que provoca que muchos productores están enfrentando crisis económicas, y hasta abandonando el rubro.
El ganadero mencionó que las expectativas siguen siendo bastante bajas en cuanto a las lluvias debido a que el sistema de meteorología sigue indicando un clima sobrenormal, lo que significa que la escasez de lluvia podría seguir. Indicó que mientras esperan la llegada de la lluvia seguirán alimentando a sus animales con otros productos a fin de que las actividades no paren.