Hoy, como cada 8 de setiembre, se conmemora a nivel local el Día de la Industria Nacional, considerado como uno de los motores de la economía paraguaya y de cuyo crecimiento se viene hablando bastante en los últimos años, pero la interrogante es cuánto aporta realmente el sector al desarrollo del país.
Para entenderlo, La Nación realizó estas consultas al ministro de Industria y Comercio, Luis Castiglioni, quien aseveró que “la industria paraguaya ha logrado una evolución importante, al punto de convertirse actualmente en el motor del crecimiento económico”. Además, remarcó que en los últimos 10 años logró un verdadero récord en la participación del producto interno bruto (PIB).
Esto teniendo en cuenta que si se toma el 2002, antes de que Paraguay iniciara las reformas económicas, se observa que el PIB industrial era US$ 1.168 millones, mientras que en el 2021 la producción llegó a US$ 7.764 millones. Esto nos conduce a un crecimiento exponencial de 564% de la industria en la participación del PIB, que actualmente se sitúa en US$ 41.935 millones.
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“Un verdadero récord, pues ese valor es el más alto de la historia industrial del Paraguay”, subrayó el titular del MIC. Ya ha hablado de segmentos dentro de la industria, el secundario, que incluye a los sectores de la manufactura, de la construcción, de la energía y agua, que representan actualmente el 34% del PIB, pero si solo se considera la producción industrial o lo que sería la manufactura en sí, este representa cerca del 20% del PIB total, según las declaraciones del ministro.
Hay que mencionar que la pandemia afectó la tendencia de crecimiento del país, pero la industria supo sostenerse y reponerse con niveles récord en exportación de bienes manufacturados, llegando a los US$ 1.287 millones de dólares en el 2021, 34% más que en el 2020, y un PIB industrial que creció 6,5%, aunque se puede argumentar un “efecto rebote”, Castiglioni aseguró que forma parte de la tendencia de crecimiento industrial de la última década.
El rubro industrial representa actualmente el 55% de las exportaciones de bienes, concentrándose principalmente en los no tradicionales como autopartes, manufactura de aluminio, productos de plástico, las confecciones y tejidos, productos farmacéuticos y la producción de herbicidas. Para este año se espera batir nuevamente récord, pues el MIC estima que las exportaciones industriales crecerían 18% y superarían los US$ 1.500 millones de exportación.
Sectores pujantes
En cuanto a los sectores más pujantes de la industria, Castiglioni destacó a confecciones y tejidos, autopartes, plásticos, químicos y farmacéuticos, metalmecánica, alimentos y manufacturas de aluminio, pertenecientes al régimen de la maquila, aunque él no lo haya mencionado. En tanto que el agroindustrial, que también forma parte, resaltó a la industria cárnica y a la producción de aceite vegetal, entre otros.
Pero Paraguay puede generar grandes avances en la industria automotriz, aseguró el ministro, pues se exporta al Mercosur y a Estados Unidos autopartes por valor de US$ 300 millones, mientras que en la producción nacional ocupa a unas 5.000 personas y cubre el 95% de la demanda nacional.
Castiglioni mencionó que los desafíos de la industria están relacionados con la necesidad de financiamiento, pues se expande a un ritmo importante, lo cual genera una gran demanda de recursos para apalancar los grandes proyectos industriales, donde justamente el Estado puede desempeñar un rol importante. Asimismo, sostuvo que la rentabilidad económica de la inversión no debe ser el único objetivo empresarial, ya que si se quiere exportar a países de ingresos altos, se tendrá que disponer de una matriz energética con energía limpia y comportamientos alineados con los objetivos de desarrollo del milenio.
Actuación a destiempo
Ahora, qué dicen algunos de los sectores industriales más significativos también nos preguntamos, y uno de ellos, que en los últimos días estuvo alzando la voz, es el de los procesadores de oleaginosas y cereales, representando prácticamente a la soja, uno de los productos estrella de Paraguay, que viene enfrentando serias complicaciones por la sequía y reclamaron contra la inasistencia del Gobierno.
Al respecto, la gerente general de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro), Sandra Noguera, fue consultada sobre porqué creen que el Gobierno no reaccionó pese a las recomendaciones sobre las previsiones, a lo que respondió que si bien se actuó ante la preocupación que levantó el gremio, lastimosamente no fue a tiempo.
“El Gobierno actuó, pero no a tiempo y con la urgencia requerida, para que las industrias aceiteras pudiéramos aprovechar de manera efectiva el régimen de admisión temporaria que fue aprobado por Decreto Nº 7051/2022. La Cappro, ante el gran quiebre de cosecha de más del 60%, en la primera semana de enero ya levantó las alertas al Equipo Económico Nacional sobre el potencial desabastecimiento de materias primas en el segundo semestre del año”, dijo Noguera a La Nación.
Es cierto que se armaron mesas de trabajo interinstitucionales con el MIC, DNA, INTN, Senave, pero lastimosamente el decreto fue aprobado recién a mediados de mayo, dijo, y las reglamentaciones que eran claves para definir los costos que las industrias deberían incurrir para realizar las operaciones de importación se terminaron recién a finales de agosto.
Para ese entonces, la cosecha de los principales mercados regionales de los cuales se podría haber abastecido e importado soja ya estaba comprometida, con lo que se dio que la mayoría de las industrias aceiteras del país habían parado sus operaciones por falta de materias primas.
Garantizar previsibilidad
No obstante, están convencidos de que existen posibilidades de que el Gobierno pueda colaborar con este sector tan golpeado, que en el 2022 cerrará el cuarto año consecutivo con caída en términos interanuales en el volumen de procesamiento. “Una de las formas más rápidas en las que el Gobierno podría ayudar es extendiendo el plazo de vigencia del Régimen de Admisión Temporaria, ya que estará vigente solo hasta el 31 de diciembre de este año, para que las industrias puedan iniciar lo antes posible negociaciones para abastecer sus fábricas el año que viene e iniciar un proceso de recuperación”, agregó.
Esto más aún considerando que los pronósticos climáticos no son positivos y es probable que nuevamente la sequía perjudique la próxima zafra en alguna medida, volvió a advertir Noguera, al tiempo de destacar que en otros países sí existen regímenes flexibles para importar soja, lo cual permite que las industrias de sus países sean competitivas para incluso importar gran parte de la soja que se produce en nuestro país y es justamente con esas industrias que deben competir, por lo que es preciso adoptar políticas que mitiguen tales diferencias.
Por su parte, el presidente de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), Enrique Duarte, en su reciente mensaje por el Día de la Industria, fue tajante al transmitir que un proyecto de nación que ignore o descuide potenciar la industrialización ofrece un futuro sin modernización social, a más de insistir en que se necesita de seguridad jurídica, Estado de derecho, justicia independiente y combate al crimen organizado.
“Una falta de proyección industrial conllevará la ausencia de políticas de integración y cohesión social, así como la ausencia de un proyecto de nación es la antesala de la decadencia y el estancamiento socioeconómico”, subrayó Duarte.