El acuerdo arribado entre Paraguay y Brasil para la definición de tarifa 2022 de Itaipú, si bien no fue lo ideal en el sentido de la propuesta inicial de nuestro país, fue importante teniendo en cuenta que la binacional se encontraba operando en lo que va del año en forma anormal por la falta de un acuerdo tarifario y, por ende, sin un presupuesto efectivo.
Esta fue una de las conclusiones arribadas durante el conversatorio semanal Plaza Pública de Desarrollo en Democracia (Dende). Muchas veces es mejor un mal arreglo que un buen pleito, puntualizó el titular de la nucleación, Alberto Acosta Garbarino, al tiempo de señalar que lo malo fue la demora y lo peor es destinar a subsidios los recursos que vendrán, por el tinte electoralista.
De alguna manera lo acordado recientemente sienta las bases para la negociación tarifaria para el 2023 y para la revisión del Anexo C, coincidieron en señalar Manuel María Cáceres, director general paraguayo de Itaipú, y Jorge Gross Brown, exasesor especial de la binacional y miembro del consejo directivo de Dende.
Normalmente la base presupuestaria para fijar la tarifa de Itaipú para el año siguiente se negocia entre agosto y diciembre de cada año. Excepcionalmente, este año se registró un marcado retraso debido a que Brasil pretendía fijar una tarifa apenas superior a 18,95 dólares, mientras que Paraguay pedía mantenerlo en 22,6 dólares, teniendo en cuenta que uno de los componentes tarifarios de la binacional que es la deuda se redujo sustancialmente.
Periodo electoral
Pero quizá lo que más preocupa actualmente es que, tanto Paraguay como Brasil, están en un periodo electoral y que el 13 de agosto del 2023 vencen los efectos del Anexo C de Itaipú, lo cual implica negociar la tarifa del próximo año sobre la base de la actual situación, pero en medio de un cambio de Gobierno.
Si bien no se lograron los US$ 600 millones adicionales a ser distribuidos entre ambos países, sino US$ 300 millones, Manuel María Cáceres resaltó que es la primera vez que se obtienen US$ 220 millones para el país, pues a los casi US$150 millones producto de la tarifa intermedia que le corresponde a Paraguay, se suman los US$ 80 millones que se recibía habitualmente y que se destinan a los fondos sociales.
Del total de estos US$ 220 millones; a la Ande serán destinados US$ 140 millones. A ello sumó el acuerdo operativo, que estará en vigencia hasta finales del año 2023, lo que le permite a la Ande tener preferencia sobre el excedente de energía a un costo más bajo, además del acuerdo de contratación de potencia.
Buena negociación
Para el director general paraguayo de Itaipú, es necesario tener una buena negociación y para ello se debe tener un frente único en el país. “Ojalá que se deje de utilizar a Itaipú políticamente. Negociar debilitado, acusando de entreguista, no nos ayuda, no ayuda a nadie que está ahí. Entiendo que hay un juego político y hay que respetar eso, pero miremos el interés nacional, porque muchos dicen “Itaipú, causa nacional”, pero demostremos que Itaipú es causa nacional para todos y apoyemos esa negociación, que sea abierta, que sea teniendo en cuenta los intereses del país”, dijo.
Por su parte, Jorge Gross Brown manifestó que debido a la limitación del tiempo, un punto positivo fue que se logró una negociación y no una imposición de Brasil, mientras que lo negativo fue que se negoció precios y no de acuerdo a posiciones.
Destacó que se llegó a un punto medio, que no es muy bueno, ni muy malo. Hay que tener en cuenta que a partir de esto hay otras dos negociaciones: la tarifa para el 2023 y la revisión del Anexo C. Sobre este último, Gross Brown remarcó que es una negociación totalmente diferente a una meramente tarifaria.
“Lo óptimo es que las Altas Partes de Paraguay y Brasil se pongan de acuerdo para negociar la prórroga de los efectos del Anexo C actual por un periodo limitado, porque el status quo beneficia al Brasil. Yo diría que para el año 2023 Itaipú tiene que negociar en una situación similar a la actual lo que es tarifa, pero las Altas Partes tienen que decir qué es lo que va a pasar a partir de agosto del año que viene, pues en julio del 2023 vence el Anexo C y no se puede prorrogar en forma automática sus efectos”, afirmó.
Para Gross Brown es un gran problema que el presidente electo en abril de 2023 recién asumirá el 15 de agosto, dos días después de que venza el Anexo C de Itaipú. Indicó que la negociación de la tarifa para el año 2023 no representa una preocupación, pero sí que los tomadores de decisiones de Brasil y Paraguay están de salida.
Entretanto, Alberto Acosta Garbarino manifestó que la tarifa aceptada por Paraguay es, dentro de todo, una buena negociación porque se salió de una situación peor donde no había un acuerdo. “Este acuerdo permite operar la represa de forma normal. Muchas veces dicen que un mal arreglo es mejor que un buen pleito, acá se aplica esto”, apuntó.
Para Acosta Garbarino este acuerdo tiene dos elementos positivos para Paraguay. El primero, el lado económico que representa 150 millones de dólares adicionales para nuestro país; y, el segundo, que por primera vez Brasil acepta públicamente que la tarifa de Itaipu es política y no técnica exclusivamente.
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Subsidio de tinte electoral
“Es un subsidio claramente de tinte electoral, es un subsidio que no es sostenible porque ya en enero (de 2023) no van a poder sostener, pero va a ser muy difícil políticamente echarse para atrás a partir de enero; entonces, lo preocupante es eso: con tanto esfuerzo conseguimos esos recursos para después dilapidarlos en gastos como estos, en lugar de invertir en infraestructura que la Ande necesita para mejorar su servicio”, afirmó.
Finalmente, Yan Speranza manifestó que hoy se tiene, luego de una dura negociación, US$ 140 millones que van a la Ande para inversiones. Agregó que esta negociación acordada por Paraguay demostró que Brasil no lo tenía fácil, en el sentido de que se decía que no se iba a mover de su posición inicial y, sin embargo, se logró un acuerdo intermedio. Asimismo, manifestó que lo logrado con el acuerdo marca la pauta de la tarifa que se negociará para el 2023 y el Anexo C