Por Armando Giménez Larrosa, armando.gimenez@nacionmedia.com.
Mañana se cumplen cuatro años del total de cinco del periodo de gobierno de Mario Abdo Benítez, un mandato que navega por aguas turbulentas en lo político, social y económico. No se desconoce que el Gobierno tuvo los peores años de la historia, principalmente en materia económica, donde varios shock, tanto internos como externos, golpearon por todos los lados, un problema que se volvería mundial con el ingreso de una pandemia, que hasta hoy sigue vigente.
De esta manera, analizando con algunos de los principales sectores económicos del país, dieron a conocer lo bueno y lo malo que se aplicó en medio de estos problemas, además de las debilidades que todavía siguen vigentes y de los desafíos con miras al 2023. La economía paraguaya ingresó en el 2019 a una “tormenta perfecta”, pero nadie sabía lo que deparaba el inicio del 2020, que apenas al tercer mes empezó a complicarse con un encierro profundo a raíz del inicio de la pandemia.
Dos etapas
Iván Dumot, presidente del Centro de Importadores del Paraguay (CIP), opinó sobre los 4 años de gestión de Mario Abdo Benítez dividiendo el periodo en 2 etapas. La primera marcada por el COVID y la segunda por el endeudamiento del país, producto de créditos para paliar las consecuencias de la pandemia.
“Es muy difícil extraerle del ambiente macroeconómico mundial que le tocó sortear a este gobierno, por la pandemia sumada a dificultades propias del país, como el clima, entre otros. Dentro de eso, haciendo un análisis de cómo afrontarlo eso, hay dos etapas para este gobierno”, dijo.
En la primera etapa, que tiene que ver con el inicio de la pandemia, se tomaron medidas acertadas, más allá de que hubo dificultades sanitarias, como que las vacunas no llegaron a tiempo. “Si nos remitimos solamente a las medidas económicas, creo que se tomaron medidas acertadas buscando de alguna manera facilitar a los actores económicos, como la reducción de impuestos, generación de créditos o microcréditos, ayudas o subsidios en el mercado, medidas contracíclicas como obras públicas, entre otras. Hicieron las medidas indicadas para afrontar la crisis”, acotó.
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Gasto público y deuda
En tanto, en una segunda etapa, las cosas no vienen para nada bien, donde el gasto público no se redujo en el momento correcto y ahora se están pagando las consecuencias de que tenemos muchos programas financiados por créditos.
De esta manera, la deuda pública es alta y el gasto público está comiendo la “cola”, que significa seguir sacando créditos para dinamizar la economía. “Nos complica la inyección de dinero real a la economía, porque ya no hay disponibilidad para obras públicas, que hoy están paradas por la deuda a las constructoras”, dijo. En ese sentido, el titular del Centro de Importadores manifestó que de lo que resta de gobierno la economía sigue muy resentida y queda mucho por recorrer. “En esta segunda parte está muy carente de medidas que ayuden a incentivar la economía”, agregó.
El empresario aclaró que desde el gremio casi nunca opina de lo político, pero enfatizó que lo que sucedió recientemente excede a toda postura neutral. “Desde la perspectiva económica se espera que el Gobierno se desmarque de las coyunturas políticas. No dejar el funcionamiento del Estado sujeto a los vaivenes políticos es fundamental”, sentenció Dumot. También destacó que este problema económico pospandemia no solo afecta a Paraguay, ya que los países latinoamericanos también están bastante resentidos, a excepción de Brasil, que inclusive habría mostrado un crecimiento.
Medidas improvisadas
Pedro Galli, titular de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), mencionó que el periodo que le tocó a este gobierno no fue tan fácil por factores que nadie podía pronosticar, refiriéndose a la pandemia. “Tuvieron que improvisar y tomar medidas que pacifiquen experiencias previas. Hay que decir que si hubo errores, se debieron a la falta de experiencia para afrontar este tipo de situaciones”, expresó.
El empresario del sector rural acotó que, en general, Paraguay en su conducta económica tradicionalmente en bastante disciplinado, por lo que en números macro se sortearon más o menos bien los impactos negativos, inclusive mucho mejor que otros países de la región. “Mucho esto debido al origen del avance de la economía paraguaya que se basa en el sector agropecuario, uno de los que siguió trabajando sin perder su ritmo, salvo en los primeros meses del inicio de la pandemia. Eso hizo que nuestra economía sea más resiliente comparada con otras de la región”, afirmó.
En general, Galli dijo que en términos macroeconómicos Paraguay está bien, pero hay que ver que permee a la gente, ya que hay varios que aún viven por debajo de la pobreza. “Solo se logrará generando más fuente de trabajo, instalando inversiones y de ahí la gran importancia de demostrar que el país tiene instituciones serias basadas en la seguridad jurídica. Hay mucho camino por recorrer y esa es la gran deuda que todavía tiene el Gobierno”, sostuvo.
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Nadie estaba preparado
En tanto, en cuanto a lo bueno, el empresario mencionó que se destaca que se pudo enfrentar una situación para la cual nadie estaba preparado y el país salió bastante bien tras la crisis generada por la pandemia. Entre otras de las cualidades, destacó la tendencia de trabajar junto con el sector privado, de tomar decisiones en la mayoría de las veces, no siempre, para tratar los temas más difíciles en consenso con los afectados y no tomar decisiones unilaterales.
Sin embargo, en cuanto a lo malo, resaltó el tremendo problema de la inseguridad y la corrupción, que carcome todas las instituciones, y la impunidad. “Si eso no mejoramos, nunca vamos a salir de esta situación de estancamiento en el orden económico, ya que hasta ahora nos estamos manejando con lo que estamos teniendo”, indicó.