Desde la Cámara Paraguaya de Supermercados (Capasu) mencionan que los súpers no aumentan los precios al azar, sino que son los proveedores, por lo que básicamente son tomadores de precios y que hasta el momento no existen elementos que ameriten una suba generalizada en los precios porque el salario tenga que aumentar, ya que este justamente se reajusta conforme a la tasa inflacionaria.
“El supermercadismo no sube los precios, lo que hace es eventualmente si el proveedor le manda una nota diciendo que le va a vender más caro, ahí es cuando aplica un mayor margen, pero si no hay una comunicación no sube los precios al azar”, expresó a radio 1000 AM el presidente de la Capasu, Alberto Sborovsky.
Al respecto, explicó que los supermercados son “rehenes” del precio al cual les venden los distintos proveedores, por lo que hay que entender que se atraviesa una situación complicada por estar en una pirámide inflacionaria en la que lastimosamente el precio de los alimentos y muchos otros productos aumentaron de forma exponencial en todo el mundo, y que Paraguay no es una excepción a ello.
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Estancamiento
No obstante, consideró que por el contexto mencionado no deberían subir más los precios porque aumentarlos será vender menos para los supermercadistas, a más de seguir golpeando a las familias paraguayas en sus bolsillos.
Es así que como gremio están convencidos de que no necesariamente el ajuste del salario mínimo deba significar una suba de precios, porque lo que se va a hacer es ajustar el salario indexado a la inflación al mismo porcentaje de lo que los alimentos o productos en general subieron, subrayó.
El presidente de Capasu remarcó que no se debe olvidar que el país está en un estancamiento de hace dos años con inflación, una situación que sí amerita ver qué se puede hacer, a lo que consideró oportuno que se debe ver alguna batería para volver a reactivar el consumo, que viene muy golpeado, dijo.
En ese sentido, señaló que hay muchas cosas que se pueden hacer, no solo desde la medida de la política monetaria, porque el comercio formal actualmente debe lidiar por un lado con el estancamiento, y por otro lado con la informalidad y el contrabando.
Y si de alguna manera se tomara la decisión política de blindar la frontera para que la industria nacional abastezca a todo el mercado de modo de aumentar su participación y vaya ganando terreno al contrabando que ocupa casi la mitad de la economía del país, se van a redoblar los turnos de las empresas ante mayor demanda, con más personal, y se creará más empleo, subrayó Sborovsky.