Las complejas condiciones mundiales están afectando el crecimiento en América Latina y el Caribe. La guerra en Ucrania está teniendo efectos considerables en la región a través del alza de precios de los productos básicos y el debilitamiento del crecimiento mundial, señaló el Banco Mundial (BM), en su reciente informe económico mundial. De esta manera, el ente recortó la proyección de la región, al igual que para Paraguay, y con esto estima que la economía local será el que menos crecerá este año.

En general, el organismo internacional prevé que el crecimiento regional se desacelere marcadamente hasta llegar al 2,5% en 2022, luego de un repunte posterior a la pandemia del 6,7% en 2021. El crecimiento se desacelerará aún más en 2023, a solo un 1,9%, antes de repuntar ligeramente a un 2,4% en 2024.

“La desaceleración regional refleja el endurecimiento de la situación financiera, el debilitamiento del crecimiento de la demanda externa, la rápida inflación y la gran incertidumbre en materia de políticas en algunos países. Se espera que el PIB per cápita de toda la región aumente solo un 0,6% entre 2019 y 2023″, agrega el reporte.

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Ranking de países

Para Paraguay, el BM corrigió desde 1,5% de expansión, previsto en abril pasado, a 0,7%, lo que significa que crecerá 0,8 puntos porcentuales menos de lo esperado hace unos meses. En tanto, con esta cifra, la economía queda con el menor crecimiento para este año, según el organismo.

Colombia, Argentina y Bolivia lideran el ranking con mayores proyecciones, con 5,4%, 4,5% y 3,9% respectivamente, mientras que Chile y Brasil tienen las menores previsiones, con 1,7% y 1,5%, liderando Paraguay con 0,7%.

De esta manera, el Banco Mundial se encuentra todavía en escenario positivo, al igual que otros organismos multilaterales, que a pesar de sus correcciones, prevén todavía leve crecimiento. El Banco Central del Paraguay (BCP) también está en la zona de optimismo, con una proyección de 0,2%.

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En cuanto a las proyecciones generales, la economista de CPA Ferrere, Patricia Goto, dijo a La Nación que desde la perspectiva de Ferrere, se mantienen en una proyección de -1,8% explicado principalmente por la histórica caída de la producción de soja debido a la sequía. Este sector posee una incidencia significativa sobre el resultado global debido a su interconexión con otras actividades económicas. De hecho que un indicador adelantado del PIB (IMAEP) ya refleja una caída de la actividad económica en el primer trimestre del año (-2,7%), añadió.

Alta inflación

“El otro factor que agrava la situación para el 2022 se relaciona con una ralentización esperada para el consumo debido a la pérdida del poder adquisitivo de las personas ante la alta inflación. El fuerte repunte de precios del primer semestre del año tiene incidencia sobre las decisiones de consumo de los agentes económicos y también podría significar una menor rentabilidad para los empresarios (dado el aumento de costos) con potencial impacto sobre los niveles de inversión”, indicó.

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Por otro lado, es importante mencionar que el impacto de la guerra Rusia – Ucrania no fue relevante hasta el momento. Si bien hay una fuerte reducción de los envíos de carne a Rusia, los mismos fueron redireccionados hacia otros destinos (principalmente Brasil y Taiwán). Así, en el total de exportaciones de carne, se observa una reducción en cantidades, pero que es compensada por los mayores precios de exportación, acotó. “Lo anterior podría suavizar parte de la caída esperada, aunque la misma está mayormente determinada por el desempeño de la soja”, sostuvo.

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