La formalización y la capacitación constante fueron claves para el éxito de Lineo Cristaldo, emprendedor visionario y propietario de la Confitería Emanuel, ubicada en el barrio Rincón del Peñón de la ciudad de Limpio, departamento Central. Él se formó como confitero en el Centro de Entrenamiento de Emprendedores (CEE).
Tras el éxito en su emprendimiento, insta a los emprendedores como él a formalizar su trabajo y formarse como profesional, para dejar un sello de calidad que caracterice ese producto o servicio que ofrece al mercado.
El joven emprendedor es padre de familia y esposo, pasó por varias vicisitudes antes de convertirse en propietario. Trabajaba como ayudante de panadero en un supermercado y luego de varios años de servicio la empresa pasó por un cambio organizacional y Lineo perdió su trabajo.
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Con tres hijos que mantener y varios compromisos financieros decidió junto a su esposa Matilde iniciar un pequeño emprendimiento: la venta de bollos con relleno de crema pastelera. Líneo dijo que “antes que lamentarme, decidí tomar lo que me ocurrió como una oportunidad para emprender una actividad que me permita mantener a mi familia y dar trabajo a otras personas que necesitan”.
El producto fue elaborado con los ingredientes que tenían en ese momento en la casa como: harina, fécula de maíz, leche y un poco de azúcar. La venta inició primeramente en su domicilio y, posteriormente, buscaron otros puntos de ventas para comercializar sus productos como despensas y supermercados de la zona.
Con una clientela formada y varios pedidos, su pequeña cocina ya no dio abasto, por lo que se ingenió en construir un horno con base de tambor de hierro y ladrillos que lo ayudó a ampliar su producción.
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Con mucho orgullo y una amplia sonrisa comenta que el primer horno que tuvo fue un viejo tambor que encontró en la calle y que él mismo transformó utilizando ladrillos, para hacer un horno industrial, que serviría para cocinar los bollos, pastafrolas, alfajores, budines y tortas.
Formalización y capacitación
La Confitería Emanuel es un emprendimiento gestado a partir del asesoramiento y la capacitación impartida por los técnicos del Centro de Entrenamiento del Emprendedor (CEE) a su propietario Lineo. El emprendimiento proyecta convertirse en una empresa gastronómica referente en el departamento Central, con proyecciones de expandir su negocio en ciudades vecinas.
Cuenta con 5 personas que trabajan en el área de producción, 16 personas trabajan como vendedores y distribuidores y 2 vehículos para repartir sus productos. Lineo puso en acción sus habilidades y su creatividad para lanzarse al mundo del emprendedurismo.
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El CEE tiene como objetivo aumentar las competencias de los emprendedores para el mantenimiento de su emprendimiento-negocio en el tiempo, fomentando la formalización del autoempleo y emprendimientos.
Ofrece servicios gratuitos de orientación, capacitación, asistencia técnica personalizada para la puesta en marcha, innovación y sostenibilidad del emprendimiento y articulación con los demás actores del ecosistema emprendedor nacional e internacional.
Capacita y asesora a 16.827 emprendedores en cultura emprendedora, innovación tecnológica, educación financiera, jurídica y laboral, con el 75% de mujeres y 25% de hombres. Orientamos y acompañamos la formalización de 1.007 emprendedoras y emprendedores, a través un proceso de seguimiento especializado, destacan.