Las proyecciones de inflación para el 2022 se ajustaron al alza en el último informe del Banco Central del Paraguay (BCP), que pasó de 4,5% a 8,2%, mientras que para el 2023 el pronóstico es de 4,2%. Los choques de ofertas de los principales commodities agrícolas y el combustible ocasionaron este repunte y se estima que para el segundo trimestre seguiría con una tendencia alcista.
En el primer trimestre del presente año, los precios continuaron siendo afectados por choques de oferta, principalmente concentrados en los bienes de alimentación y combustibles. Esta situación, ya presente en los últimos trimestres del año anterior, fue exacerbada por los conflictos geopolíticos y la mayor incertidumbre global observada durante el último trimestre.
Esa situación eleva el punto de partida para los pronósticos tanto de corto como de mediano plazo y resultando en una mayor tasa de inflación interanual que la proyectada anteriormente. Por otro lado, el deterioro de las perspectivas económicas contribuirá a moderar las presiones inflacionarias derivadas del ámbito externo.
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En el informe señalan que al considerar los supuestos más probables sobre el comportamiento a futuro de las variables macroeconómicas internas y externas, la inflación permanecería en niveles elevados durante el segundo trimestre del 2022. En ese sentido, se espera que a partir del tercer trimestre se dé una moderación de la inflación finalizando el 2022 con la tasa del 8,2% y 4,2% para el 2023, para converger a la meta durante el primer trimestre del 2024.
Evolución del clima
Sostienen que uno de los riesgos para la actividad económica y para la inflación guarda relación con la evolución del clima, que fue mejorando en los últimos meses, favoreciendo los cultivos, principalmente al maíz. La inflación interanual a marzo cerró con dos dígitos (10,1%) que se sigue manteniendo durante este mes.
Ahora bien, apuntan a que el riesgo latente está relacionado con las heladas, que de igual manera puede afectar la producción, la cual implicaría una corrección mayor en el pronóstico de crecimiento de la actividad, particularmente en el sector agrícola. Asimismo, las temperaturas muy bajas pueden afectar a la oferta de los rubros frutihortícolas, incrementando la inflación de alimentos.