La reciente ley aprobada, que permite a la estatal Petróleos Paraguayos (Petropar) subsidiar el precio del combustible, tomó mucho interés por los distintos sectores económicos, pues al fin y al cabo terminará siendo un bien para pocos y por pagar de todos.
Al respecto, el experto en materia energética, Victorio Oxilia, aportó que el objetivo de la ley debe ser ofrecer combustibles al más bajo precio posible y proteger al consumidor final, pero no se debe permitir beneficiar a un grupo empresarial en detrimento de otras empresas y grupos, lo cual sería muy nocivo para la economía.
Manifestó a través de su cuenta de Twitter un análisis de la ley aprobada que intenta paliar una situación de vulnerabilidad del consumidor final frente a un mercado que funciona como una caja oscura, del cual el consumidor se siente desprotegido frente a decisiones que llevan a pensar en colusión de empresas que ejercen poder de mercado.
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“Uno de los puntos más importantes de la aplicación de la ley debe ser la transparencia de los costos reales de toda la cadena de valor. No debe ser la transferencia en términos de subsidios. Debe recordarse que nosotros pagaremos esos subsidios”, expresó.
Caja negra
En ese sentido, considera que si la transparencia de costos reales de compra de combustibles en el exterior, sean fletes, seguros y otros no se demuestra, entonces la objetada ley que busca ser un “remedio” sería peor que la enfermedad, dijo.
Al tiempo de señalar que es realmente preocupante cómo quedó finalmente la ley, y desde el inicio de las discusiones en realidad, porque existe una debilidad institucional histórica de Paraguay, a más de que el mayor problema de generar competencia en el mercado no se logró, acentuó Oxilia.
El especialista refirió así mismo que en principio el proyecto de ley mencionaba hasta un 15% de subsidio, pero que terminó aprobado incluso con un 30%, lo cual es elevado, subrayó.
Por último, remarcó que el mercado parece una “arena”, conseguir ganancias de eficiencia en compras de combustibles y en fletes que aparentemente no se transfieren de manera cabal al consumidor, y que no se sabe por qué la información real de la estructura de costos no es conocida, denominándola como “una caja negra”, acotó Oxilia.