El importante quiebre en la cosecha de soja, la principal oleaginosa del país, a causa de la sequía genera una situación por demás complicada para la agroindustria nacional y pone en riesgo los cerca de 8.800 puestos de trabajo que esta genera, tanto de manera directa como indirecta, según el reporte mensual de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro).
A pesar de que algunas estadísticas del sector al cierre del primer bimestre podrían parecer positivas, principalmente en la comparación interanual, esto se debe a que, a diferencia de los últimos dos años, la cosecha se inició en su fecha habitual y no se dieron los retrasos que se venían dando.
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Sin embargo, estos resultados aparentemente positivos se irán diluyendo a medida que avance el año, ya que las informaciones que se reciben van siendo cada vez más negativas y se espera una caída del 60% o mayor en la producción de soja, agrega el reporte.
Considerando esta situación y el difícil contexto competitivo de la industria, la poca materia prima disponible sería enviada a otros destinos en los próximos meses, dejando sin disponibilidad para procesamiento a las industrias nacionales en las últimas semanas del primer semestre.
Propuestas al Gobierno
Ante este panorama, desde la Cappro presentaron al Gobierno una serie de propuestas que podrían paliar, tanto los problemas coyunturales generados por la sequía como los estructurales que llevaron a que el año pasado se cierre el tercer año consecutivo de caída en la molienda, incluso en un contexto de buena cosecha y nivel de precios internacionales elevado.
Una de ellas es la posibilidad de hacer pequeñas modificaciones al régimen de importación actual, que permita a la industria buscar abastecimiento en condiciones competitivas desde otros países de la región, permitiendo a las fábricas nacionales contar con una herramienta que está disponible en otros países de la zona, de modo de reducir la desventaja competitiva que viene sufriendo el sector.
Para que la medida pueda ser aprovechada este año, este régimen debería implementarse en la primera semana de abril o antes. Finalmente, es importante resaltar que esta herramienta será realmente positiva si se establece como un régimen permanente y vía ley, que permita a la industria armar una logística de importación previsible y estable que haga posible aprovechar la capacidad ociosa con la que viene trabajando en los últimos años e incluso atraer nuevas inversiones.
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