El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó hoy los principales resultados de pobreza monetaria del 2021. El mismo registró una incidencia del 26,9%. Esto significa que durante el año pasado, alrededor de 1.951.020 personas residían en hogares cuyos ingresos per cápita fueron inferiores al costo de una canasta básica de consumo (alimentos y no alimentos), estimado para el año 2021.
La población en situación de pobreza total se compone por el conjunto de personas residentes en hogares cuyo nivel de ingresos es inferior al costo de una canasta básica de consumo, constituida por el conjunto de bienes y servicios que satisfacen ciertos requerimientos mínimos, tanto alimentarios como no alimentarios. Mientras tanto, se define como población en situación de pobreza extrema al conjunto de personas que viven en hogares cuyos ingresos per cápita son inferiores al costo de una canasta básica de alimentos.
Hablando siempre del mismo período (2021), la pobreza total en el área rural llegó al 34,6%, un incremento de 0,6 puntos porcentuales en cuanto al año anterior, 2020, cuando la cifra fue del 34,0%. En términos de pobreza extrema, también en el área rural, llegó a un 7,7%, lo que implicó un incremento de 0,3 puntos porcentuales en comparación con el año 2020, cuando la cifra fue del 7,4%.
El economista José Luis Rodríguez Tornaco, al ser consultado por La Nación/Nación Media sobre su opinión con respecto a los datos publicados por el INE, se lamentó por el hecho que, “a pesar de los aumentos en subsidios y planes sociales, la pobreza en Paraguay sigue aumentando”.
Comentó además que, “conforme a los nuevos datos del INE, a finales del 2021 la pobreza en Paraguay alcanzaba a 1.951.020 paraguayos. Esto es, 271.210 personas más desde el 2018, año en que asumió el actual Gobierno, cuando la pobreza alcanzaba a 1.679.810 paraguayos”.
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Diputado apunta a políticas sociales para territorios más vulnerables
El diputado Derlis Rodríguez lamentó la manera en la cual las gestiones estatales no logran aplicarse efectivamente en los territorios más vulnerables del país, para lo cual apunta a la necesidad de desarrollar políticas sociales más integrales en zonas estratégicas donde la pobreza es extrema.
“En el interior del país, hay gente que lucha con G. 5.000 para sobrevivir, encontrándose en la extrema pobreza. Esta es la realidad del departamento más pobre del país, el territorio de Caaguazú, de donde vengo y donde la gente debe vivir con lo mínimo”, puntualizó.
Manifestó que para ello es importante apuntar a un trabajo coordinado entre cada una de las autoridades públicas, con el objetivo de contar con resultados tangibles en las zonas más carenciadas y que habitualmente no cuentan con el acompañamiento directo por parte del Gobierno nacional.
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Por otra parte, lamentó que las falencias repercutan de manera directa en la percepción de la ciudadanía sobre la política, generando cierto nivel de hastío en torno a las gestiones públicas, lo cual se proyecta como una total desconfianza a la posibilidad de contar con cambios determinantes.
“Hoy en día, yendo a cualquier hospital no se puede acceder a medicamentos de calidad, ni una atención integral. La gente no cuenta con un seguro médico y tampoco accede a una jubilación, cuestiones que constituyen derechos básicos”, remarcó el parlamentario a la 1020 AM.
Al respecto, enfatizó en la importancia de potenciar acciones claves a través de estamentos estratégicos, como se puede observar desde el Legislativo. Por ello, remarcó que el trabajo coordinado entre autoridades, contribuirá de manera significativa en las gestiones públicas.
“En cada una de las comisiones en las que me desempeño, trabajo con compromiso y dedicación para representar sus voces y defender sus intereses. Seguiré luchando por un futuro mejor para todos”, puntualizó el diputado, haciendo hincapié en la necesidad de fortalecer las políticas sociales.
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Nivel de empleo e ingreso de los trabajadores se recupera levemente tras la pandemia
Este 1 de mayo se celebra el Día del Trabajador y los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de acuerdo al último trimestre del 2023, señalan que Paraguay experimenta una paulatina recuperación en los niveles de empleo e ingreso de los trabajadores y se ubica en los números que se tenían previos a la pandemia. No obstante, el empleo informal y el porcentaje de trabajadores que ganan menos del salario mínimo, siguen siendo elevados.
“Hay una mejora en cuanto a los ingresos, debemos entender que estamos saliendo de una coyuntura muy dura, de una sequía en el 2022 y de una pandemia en el 2020 y en comparación a ese periodo estamos mejorando y estamos recuperando los números prepandemia”, expresó Iván Ojeda, director del INE.
La generación de empleo forma parte de una de las aristas principales del gobierno de Santiago Peña y si bien los resultados de las políticas públicas llevan tiempo, todas las iniciativas impulsadas por el Poder Ejecutivo apuntan a mejorar el nivel de empleo y generar oportunidades en los distintos sectores económicos.
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“El seguir controlando la inflación ayuda a que el ingreso de las personas no se reduzca en lo que tiene que ver con el poder adquisitivo de la moneda, entonces si controlamos la inflación, el dinero no va a valer menos, vamos a tener mayor poder adquisitivo y si mejoramos los ingresos, vamos a poder salir de la pobreza extrema. Por supuesto con estos planes de Hambre Cero y también con la construcción de viviendas se va a generar muchísima mano de obra”, resaltó.
En diálogo con La Nación/Nación Media, Ojeda mencionó la estabilidad macroeconómica y la mejora que esta ha experimentado, tiene un impacto en cuanto al empleo, ingreso de los trabajadores y reducción de la pobreza. Recordemos que los datos del INE también mostraron una reducción en los niveles de pobreza y pobreza extrema.
Los datos
La Encuesta Permanente de Hogares Continua (EPHC) señala que la fuerza laboral del país está compuesta por 3.101.607 personas, de las cuales 1.764.996 son varones y 1.336.611 son mujeres. La fuerza de trabajo está integrada por el grupo poblacional de 15 años en adelante que está disponible para ofrecer mano de obra para la generación de bienes y servicios, ya sea que estén ocupados o no.
El nivel de ocupación en Paraguay representa el 67,4 % de la población, es decir, 2.939.332 personas, de los cuales 1.684.213 son varones y 1.255.120 son mujeres. En este aspecto hubo un crecimiento de 119.000 personas más que fueron ocupadas si se compara con los registros interanuales.
Los desocupados representan el 5,2 % de la población, el INE indica que 81.000 mujeres están desempleadas mientras que 80.000 varones se encuentran en la misma situación. En este indicador, hay una leve reducción de medio punto porcentual en la comparación interanual, afirmó Ojeda.
Salarios y formalidad
“En cuanto a los ingresos, el 38 % de los asalariados ganan menos de un salario mínimo, el siguiente 28 % está entre un salario mínimo hasta menos de un 1,5 salario mínimo, el siguiente 11 % está entre 1,5 a 2 salarios mínimos y ya por encima de 3 salarios mínimos el restante 7 % de los ocupados”, detalló.
Los que están ocupados en el sector formal son 935.000 personas mientras que los informales llegan a alrededor de 1.533.000. El sector terciario, quiere decir el del comercio, servicios, y restaurantes, representa el segmento que más emplea en el país, con 1.913.000 personas. El secundario en el que se encuentra la industria, la construcción, entre otros genera oportunidades para 528.000 personas mientras que la agricultura y ganadería, es decir, el sector primario emplea a 478.000 personas.
Los asalariados del país son 1.454.000 personas, de los cuales, obreros privados son 1.100.000 y los empleados públicos están en torno a los 300.000. El trabajo independiente ocupa a 1.260.000 personas donde se destacan por su cantidad los trabajadores por cuenta propia que son 905.000 personas y el trabajo doméstico subocupa a 214.000 personas.
Datos claves
- Las iniciativas impulsadas por el Poder Ejecutivo apuntan a mejorar el nivel de empleo y generar oportunidades en el país.
- Los asalariados del país son 1.454.000 personas, de los cuales, obreros privados son 1.100.000 y los empleados públicos están en torno a los 300.000.
- La Encuesta Permanente de Hogares Continua (EPHC) señala que la fuerza laboral del país está compuesta por 3.101.607 personas.
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Una pobreza menor es buena, pero aún es dolorosa, triste, inhumana
“Duele decirlo, pero hay que decirlo”
- Por Pablo Alfredo Herken Krauer
- Analista de la economía
- Email: pabloherken@yahoo.com
“La macro paraguaya es extraordinaria, ellos tienen todo ordenado, no tienen inflación, el Banco Central funciona como un reloj. Ahora, el 5 % de la población concentra la riqueza, el resto es todo pobre, masivamente pobre, y siempre está la Argentina. Argentina debe dejar de hacerse cargo del ajuste social de sus países vecinos. Hay que dejar de ser estúpidos”. El infame DIPUTADO NACIONAL ARGENTINO MIGUEL ÁNGEL PICHETTO (*LAS MALVINAS SON ARGENTINAS, COMO NUESTRAS FUERON LAS ACTUALES PROVINCIAS DE FORMOSA Y MISIONES).
Este artículo, que tiene un toque mío con escritura rabiosa, está dedicado al diputado nacional argentino Miguel Ángel Pichetto (con fuerte pasado peronista, justicialista), todavía viviendo en los tiempos bárbaros de la guerra contra la Triple Alianza (1864-1870), vomitando racismo: odio al Paraguay y al paraguayo. Como Bartolomé Mitre, y Domingo Faustino Sarmiento, el que luego se rectificara totalmente de sus atroces insultos y horrendos calificativos a nuestra paraguayidad, y muriera en paz entre nosotros (como buscó y encontró), en la Asunción del 11 de setiembre de 1888, a los 77 años; mejorando durante su corta estadía la educación en Paraguay, y con el pedido personal de tres banderas sobre su ataúd: la argentina, la chilena, la paraguaya; rodeado de escolares, estudiantes y maestros, con todos los honores de rigor, y el respeto de las autoridades oficiales (presidente Patricio Escobar, héroe del 70, sobreviviente del 1.º de marzo de 1870). Un pueblo “bárbaro” se comportó civilizadamente.
¿Quién le salvó la vida al derrocado por un sangriento golpe militar, el expresidente Juan Domingo Perón, el 20 de setiembre de 1955, gracias a la cañonera Paraguay fondeada en puerto nuevo de Buenos Aires, en la que se refugió con miedo y desesperación, y con humildes marineros paraguayos dispuestos a dar la vida en lo que parecía un inminente ataque de represalia, e incluso para asesinarlo? Seguro estoy de que las Malvinas son argentinas, como está escrito en documentos de verdad verdadera que eran nuestras las hoy provincia de Formosa y Misiones. Como probable es que no hubiéramos ganado la guerra del Chaco (1932-35) sin la generosa ayuda de los argentinos (Gobierno y pueblo). Dos países hermanos no pueden tratar sus lógicos problemas de convivencia con infames como Pichetto. “Por lo que dice y el cómo lo dice, pareciera ser más nazi que cualquiera que realmente lo es”, lo caracterizó un compatriota suyo. Seamos serios, generosos, humanos. Somos hermanos. No enemigos. “La fuerza es el derecho de las bestias” (Perón). Vayamos al tema principal.
Tuvimos 22,7 % de pobres en Paraguay el año pasado (25,5 % en 2022 y 57,7 % en 2002). El porcentaje del 22,7 % en sí ya es preocupante, y lo es aún más en números concretos: 1.330.892 habitantes sobre una población total de 5.825.541 personas. Dentro de dicho global de pobreza tenemos 289.641 en la “pobreza extrema” (4,9 % después del 6,1 % en 2022, y del 16,2 % en 2002). Así lo indica el Instituto Nacional de Estadística (INE) del Paraguay, en su habitual informe anual sobre pobreza global y pobreza extrema (indigentes o indigencia, en un lenguaje menos doliente, miserables o miseria en una calificación o categoría dura y una mirada descarnada). Pongámonos en el lugar (la vida) de nuestros 1.330.892 compatriotas pobres, y en particular enfoquemos nuestras miradas en los 289.641 pobres extremos. Duele. Duele y mucho. ¿Hay algo peor que vivir en la pobreza o en la miseria? Sí. En la opinión de un querido profesor yankee (leo mis apuntes): no tener empleo, no tener un trabajo con el cual vivir o sobrevivir o “sentirse útil, capaz y dueño, aunque en lo mínimo, de su destino y el de los suyos”. Cualquier disminución de la pobreza es positiva. No se la debe minimizar ni ser objeto de burla. Se puede discutir seriamente sobre la calidad de la medición de la pobreza. Contamos con la monetaria: cantidad de dinero en sus manos para poder comprar o no una canasta básica o una exclusiva de alimentos. ¿Son correctos y realistas los montos? El no ser pobre ¿implica un “buen” vivir? Porque también está la pobreza estructural o multidimensional, que va más allá de lo exclusivamente monetario. Calidad de la vivienda, acceso a los servicios públicos básicos, nivel de educación, cobertura médica, subsidios, etc. Se puede discutir.
Pero, no debe ser fuente de discusión la menor pobreza en el 2023, con el nivel más bajo en la serie histórica que se inicia en 1997/98, y que disminuyó -2,9 puntos porcentuales p.p. (-157.344 personas), en la ciudad -1,6 p.p., y en el campo -5 p.p. (-104.573 personas). El comportamiento en cuanto a la pobreza extrema fue también positivo, pero menos favorable: -1,2 p.p. en el país (-65.666 personas), -0,6 p.p. en la ciudad y -2,1 p.p. en el campo (-45.027 personas). ¿Por qué el 2023 fue un año de descenso? Simple, claro y contundente: De crecer 0,2 % (2022) pasamos a crecer 4,7 % (el mayor avance desde el 2016: 4,3 %); con grandiosa y estupenda siembra y cosecha de soja (+125 % y buenos precios, con un valor de mercado de 5.140 millones de dólares), después de la sequía en la temporada anterior (-54 %); la inflación se desaceleró (promedio anual del 9,8 % al 4,6 %), de la mano de un dólar cuyo precio estuvo estable (+4,4 % en promedio), para posibilitar subas menos dolorosas en el precio de los combustibles (se fueron para las nubes en 2022: +27,5 %) e incluso con reducciones posteriores (-12,4 % al cierre de 2023); los programas sociales no se debilitaron (Tekoporã, adultos mayores) y ello permitió que cerca de 156.000 personas no cayeran en la pobreza total o 2,7 %, y que en dicho total 110.000 personas no pasaran al terreno de la pobreza extrema o 1,9 %, siendo el campo el de mejores resultados; los sectores industriales y de servicios concluyeron el año mejor parados, por menor contrabando (sigue fuerte); y un cambio de gobierno que barrió la pálida (desánimo) abdista y con sus correligionarios de la oposición devenidos en estronistas. ¿Se puede aplaudir? Sí. Pero con mesura. Un festejo calmo, con contemplativa moderación. Reflexionando: ¿Cómo asegurar la continuidad de la tendencia a menos pobres, incluso acelerar y profundizar? Y atendamos la pobreza completa. Cantidad, calidad. Y no copiemos a la Argentina como modelo económico, que está pichettoado. La verdad, si es verdad, es verdad. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo. DDPHQD.
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Solo el capitalismo de libre mercado reduce la pobreza
- Por Víctor Pavón
El viceministro de Economía, Javier Charotti, dijo días atrás que los factores que posibilitan disminuir la pobreza en el país están el crecimiento económico, la creación de empleos y el control de la inflación. El viceministro tiene razón.
Sin embargo, los tres factores deben ser profundizados para no tener que caer en el error de considerar que para bajar la pobreza se requiere del intervencionismo estatal. La realidad es que la intervención estatal termina por mantener a la gente en un círculo vicioso de miseria y dependencia política.
El economista Max Roser, un estudioso de la materia, dice que la pobreza a nivel mundial se encuentra en los niveles más bajos de la historia con una clara tendencia a la baja. Así, por ejemplo, en la década de 1980 el 44 % de la población mundial vivía con menos de 1,9 dólares por día y en estos últimos años se redujo al 10 %.
Más importante aún, para comprender a este antídoto contra la pobreza llamado libre mercado es necesario hurgar en la ciencia económica y la filosofía política. Hay dos maneras de asignar los siempre escasos recursos con los que el ser humano se ha debatido desde el inicio de la civilización. La primera forma es utilizando la coerción, esto es, la fuerza que se impone mediante la legislación que proviene del intervencionismo estatal.
La segunda manera y la correcta, consiste en permitir que las personas puedan colaborar entre sí mediante acuerdos voluntarios para producir y comercializar los bienes y servicios necesarios para mejorar las condiciones de vida.
Resulta más justo y eficiente para todos que cada quien se organice junto con otros para colaborar, comerciar, vender, comprar y producir y así enseñar a pescar. Esto es predicar con el ejemplo. El ser humano no está destinado a ser pobre toda la vida o predestinado a serlo por algún embrujo o designio del más allá.
Enseñar a pescar se convierte en una poderosa herramienta de conocimiento y motivación. La persona que trabaja aunque sea en la más humilde actividad es capaz de valorarse elevando su autoestima.
De este modo el individuo se vuelve productivo para sí mismo y su familia, aunque ello signifique contar con una pequeña ganancia. Una persona que acepta su realidad y no le culpa a los demás de su situación para no convertirse en un resentido, pronto se percata de que no hay mejor conducta que la del trabajo diario, el estudio y la disciplina. Nada es gratis. Es tener la actitud de saber que todo puede cambiar para bien en la medida que nosotros primero cambiamos.
Aquella actitud se encuentra relacionada con la educación. Pero, para ello la educación empieza primeramente en el hogar y luego en la escuela. La educación a la que me refiero es la de la libertad y no la simple instrucción. La educación de la libertad promueve valores de convivencia respetuosa y para el trabajo.
El capitalismo de libre mercado mediante el orden social de la cooperación y la división del trabajo logró elevar las tasas de ahorro e inversión, crear bienes y servicios a bajos precios y calidad como nunca antes en la historia. De esto no hace más de trescientos años, aunque sus primeros pasos se dieron desde la Edad Media y el Renacimiento.
Fue así que el ser humano fue escapando de las hambrunas, la miseria y las injusticias que lo azotaban desde tiempos inmemoriales.
(*) Presidente del Centro de Estudios Sociales (CES). Miembro del Foro de Madrid. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”; “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la libertad y la república”.
El economista Max Roser, un estudioso de la materia, dice que la pobreza a nivel mundial se encuentra en los niveles más bajos de la historia con una clara tendencia a la baja.
Resulta más justo y eficiente para todos que cada quien se organice junto con otros para colaborar, comerciar, vender, comprar y producir y así enseñar a pescar. Esto es predicar con el ejemplo. El ser humano no está destinado a ser pobre toda la vida o predestinado a serlo por algún embrujo o designio del más allá.