Si bien Paraguay es novato aún en el rubro del cannabis no psicoactivo y su industrialización, en poco tiempo está ganando terreno y superando incluso a países que incursionaron mucho antes en el segmento, según manifestó el presidente de la Cámara Cáñamo Industrial del Paraguay (CCIP), Marcelo Demp.
Para entender cómo se puede lograr esto en un periodo tan corto, ya que a nivel país se comenzó con el proyecto de producción en el 2019, La Nación conversó con el titular del gremio, quien transmitió el proceso por el que viene atravesando Paraguay en materia de desarrollo de productos terminados con cáñamo.
Mencionó al más reciente logro de una empresa paraguaya que opera con varias marcas, quienes se acercaron a la cámara con interés de incursionar en la elaboración de productos, que habitualmente realizan, incluyendo al cannabis como materia prima y así proporcionar productos con valor agregado, que es lo que el mercado global demanda.
“Paraguay se está posicionando como pionero en el desarrollo de productos terminados con valor agregado del cannabis. Esto se debe porque es el único país productor que involucra a la agricultura familiar campesina en la cadena, lo cual concibe un interés muy grande porque hoy en día, el mundo quiere consumir productos que generen impacto socioeconómico”, expresó Demp.
Es así que los productos que tengan origen en una agricultura vulnerable a más de ser totalmente orgánico, se vuelven más atractivos ante los ojos del mundo, ante una tendencia de consumo de estos productos cada vez más instalada, indicó el presidente de la CCIP.
Con relación a la empresa mencionada, ya pudo exportar 27 nuevos productos por valor de US$ 400.000 a los mercados de Centroamérica y México, tras el desarrollo de salsas, aceites, condimentos entre otros más, todos con la incorporación del valor agregado del cannabis.
Referente en mercado internacional
Con este reciente logro, Paraguay ya exportó a más de 10 países en el mundo más de 100 productos derivados del cáñamo no psicoactivo, desde alimentos, cosméticos, esencias y más, y esto es porque no hay otros mercados que los desarrollen, que es el punto donde como país se está jugando un papel muy importante, como referentes y pioneros en el desarrollo de productos terminados con cannabis, según remarcó Demp.
En cuanto a la cadena de valor que representa para el país, actualmente, y a unos dos años de incursionar el rubro, el sector ya involucra a más de 10.000 personas a nivel país, distribuidos entre socios de la Cámara, pequeñas y grandes empresas, personas físicas, productores, asociaciones y comités que forjan a la industria y que lograron ingresar a los mercados más exigentes como el Reino Unido, Holanda, Estados Unidos, Canadá y Australia.
En este sentido, Demp resaltó que Europa, en toda la historia solo importó de China y Canadá, por lo que Paraguay se convirtió en el tercero en ingresar al viejo continente con productos terminados de cannabis. Es más, a nivel es el único exportador con desarrollo de productos, pues otros países como Uruguay o Colombia solo se enfocan en productos con finalidad medicinal y no incursionan en cosméticos, ni alimentos o suplementos.
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Futuro próspero
“El futuro más próximo es que se acerquen otras industrias nacionales y extranjeras que quieran incluir a sus productos habituales ingredientes del cannabis y luego exportar. Con el cannabis se puede dar una revolución industrial porque se puede adaptar a todo”, agregó el referente.
Con relación a los rendimientos del cultivo, Demp realizó una pequeña comparación entre productores de la agricultura familiar campesina, que realizan el cultivo alternativo del sésamo y acceden a ganancias de G. 2,5 millones por hectárea por año.
Mientras que uno que incursiona con el cáñamo, en periodo de buen clima puede generar G. 20 millones por hectárea al año, pues se puede tener dos campañas al año, siendo rentable hasta 800% más.