Las proyecciones macroeconómicas para el próximo 2022 son más desafiantes, conforme los análisis elaborados por la entidad financiera Banco Itaú, que periódicamente presenta ante al mercado local tales estudios. Si bien para el cierre de este 2021 se mantiene la previsión de crecimiento del producto interno bruto (PIB) del 5%, respaldada por la reapertura de la economía y los altos términos de intercambio, para el próximo 2022 se espera que el crecimiento se desacelere a un 3%.
Esto debido a que se refleja una actividad más suave en las economías regionales, en términos de intercambio más bajos y políticas macroeconómicas más estrictas. A esto se suma una posible tercera ola del COVID-19, lo que representa un riesgo a la baja para las perspectivas del PIB, con el agravante de una lenta campaña de vacunación local que debe llegar al menos al 80% de la población, según la meta de la institución sanitaria.
Desaceleración
En términos inflacionarios, la entidad espera que el año saliente se sitúe en un 7,3%, mientras que para el próximo 2022, teniendo en cuenta la reducción de precios de las materias primas y la desaceleración de la demanda interna, ayudará a reducir la inflación en un 4,3%.
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Asimismo, el equipo prevé una tasa de política monetaria en 5,75% para fines del 2022 en un contexto de tasas más altas en el exterior, con riesgos inclinados al alza, incluso. En tanto que la previsión de tipo de cambio se mantuvo estable para fines de este 2021, en G. 6.900/US$, mientras que para diciembre de 2022 se proyecta en G. 7.050/US$, que en términos reales sería también estable.
Otro aspecto sumamente importante revisado fue el pronóstico de déficit fiscal para este año que se comportó a la baja, pues de un 4,0% estimado se cerraría con un 3,8% del PIB. En este orden, para el siguiente 2022 se proyecta un déficit fiscal del 3,0% del PIB, en línea con la meta oficial incluida en el proyecto de ley de presupuesto para el próximo año.
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Autoridades económicas conversaron con senador Rubio sobre economía local y regional
El ministro de Economía y Finanzas (MEF), Carlos Fernández Valdovinos, encabezó hoy una comitiva nacional que se reunió con el senador Marco Antonio Rubio, representante del Estado de Florida, Estados Unidos. Durante el encuentro conversaron sobre la situación económica que atraviesa América Latina, especialmente sobre la marcha de la economía paraguaya.
El encuentro tuvo lugar en Washington DC, y forma parte de la agenda complementaria que el ministro de Economía lleva adelante en el marco de su participación en las Reuniones Anuales de Primavera 2024 del Grupo Banco Mundial (GBM) y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El ministro Fernández Valdovinos recordó la reciente visita al Paraguay del senador Rubio en febrero pasado, ocasión en que también pudieron dialogar sobre temas como seguridad, energía limpia y renovable, desarrollo humano, fomento del empleo, entre otros.
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El senador republicano destacó las enormes oportunidades y el potencial de crecimiento que tiene el Paraguay y reafirmó su deseo de propiciar una alianza con los Estados Unidos, para lo cual se comprometió a trabajar desde su banca en el Congreso.
Es de destacar que el ministro Fernández Valdovinos representa a nuestro país como gobernador titular ante las asambleas del BM y del FMI, para lo cual está acompañado del gobernador alterno y viceministro de Economía, Javier Charotti, y del presidente del Banco Central del Paraguay (BCP), Carlos Carvallo.
Las Reuniones de Primavera del BM y el FMI congregan a autoridades de Ministerios de economía, finanzas, hacienda, desarrollo y bancos centrales, ejecutivos del sector privado, inversores, calificadoras de riesgos, representantes de organizaciones de la sociedad civil y miembros de círculos académicos, a objeto de debatir temas que generan preocupación en la agenda mundial, como las perspectivas económicas mundiales, lucha contra la pobreza, el desarrollo económico y la eficacia de las cooperaciones.
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Peña: “Paraguay es la economía que más ha crecido en los últimos 25 años”
El presidente de la República, Santiago Peña, estuvo presente en el evento “Latin Annual Meeting”, en Uruguay, espacio en el que se reunieron los más destacados asesores financieros de la región y los proveedores de soluciones y productos más reconocidos y prestigiosos a nivel global.
Durante su exposición, Santiago Peña habló acerca de las bondades de nuestro país y cómo ha crecido en los últimos años destacándose entre los países de la región. “Paraguay en estos últimos 25 años, es la economía que más ha crecido. El año pasado con un 4,7 %, es la economía que más creció, este año vamos a crecer nuevamente. Y uno se pregunta, ya está, ¿Paraguay llegó a su nivel? No, Paraguay está lejos de alcanzar realmente el nivel que tiene que tener”, expresó.
En ese marco, mencionó que nuestra tierra tiene 40 millones de hectáreas, constituyéndose un país más grande que Alemania con casi el tamaño de España y una fertilidad envidiable para casi todo tipo de siembras y cultivos.
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“Paraguay es un país predominantemente plano, no hay casi serranías; el 100 % de la tierra es arable y cultivable, y hoy ya está entre los 10 mayores exportadores de carne del mundo, tercer mayor exportador de soja del mundo, y avanza rápidamente en diferentes sectores, no solamente en la agricultura, la ganadería, también en la industria, en cadenas logísticas que se están integrando con Brasil”, enfatizó.
Recordó que si bien a Paraguay se lo conoce como el corazón de Sudamérica, aún está lejos de alcanzar el nivel que debe tener. Habló sobre el Corredor Bioceánico, como el canal más cerca entre el océano Atlántico y Pacífico para convertirse en un centro de integración internacional que reforzará al comercio.
“Estamos construyendo esa gran autopista, 3.200 kilómetros de una gran autopista que conecta a 5 países, Bolivia, Brasil, Paraguay, Argentina y Uruguay, donde Paraguay tiene la tercera flota de barcazas más grande del mundo”, señaló y agregó: “También hoy estamos viendo a Paraguay el centro de la integración energética. 100 % de la energía que utiliza el Paraguay viene de fuentes renovables, de energía hidroeléctrica”.
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Mejoran las recaudaciones de impuestos, pero ¿alcanzan?
El ingreso de dinero más importante para un gobierno son los impuestos. Hay otra plata que se recibe de fuentes diversas. Pero nunca con el valor, la importancia y el peso de los impuestos. Es el pilar. El Gobierno no podría funcionar sin el ingreso de los impuestos. Y es la gente la que los paga. Así el Gobierno cubre o paga o financia sus gastos. Es la mensualidad clave.
Más impuestos paga la gente y menos dinero tiene en sus bolsillos. Pero se recompensa ese dar al recibir en contrapartida los llamados servicios públicos brindados por el Gobierno en servicios (educación, salud, seguridad, administración de poderes del Estado, como el Ejecutivo y el Parlamento) y productos (viviendas, obras públicas, papeles, notebooks). Las sociedades necesitan de un gobierno como rechazan vivir en el caos total. Más en cantidad y más en calidad en la mejora constante de los servicios públicos recibidos, con eficiencia, eficacia, transparencia, mínima corrupción, castigo severo al mal uso del dinero de la gente, costos bajos (cantidad de funcionarios), y se tendrá en consecuencia una ciudadanía satisfecha. Satisfecha ella más dispuesta está a pagar los (sus) impuestos, dependiendo claro está de su cultura tributaria, de su educación tributaria. En el largo plazo, históricamente hablando, de su tradición tributaria. Esta herencia y realidad lo tiene, por ejemplo, Uruguay. Paraguay no. Todo lo contrario. Así como Paraguay tiene una tradición histórica como país contrabandista, también ha abrazado la conducta social de no querer pagar impuestos. Claro, no hablamos del todo y de todos en ambos casos. Pero la generalidad es un sello de identidad.
Cuando baja la recaudación de impuestos hay problemas serios para el Gobierno a la hora de pagar sus cuentas. Puede bajarlas, no mucho y no con la rapidez que se necesita. Recurre entonces al endeudamiento, interno o local, e internacional. ¿La razón es simple? Sí. Los gastos superan a los ingresos y hay déficit fiscal, la diferencia negativa, que sí o sí debe ser cubierta. Los impuestos son el 73 % de los ingresos totales del Gobierno (datos 2023). El año pasado con el 65 % de los impuestos recaudados (USD 4.363 millones) se pagó un total de 2.836 millones de dólares en salarios de los funcionarios públicos. 65 % ayer y 69 % en el periodo enero-febrero 2024, pago de salarios con impuestos: USD 505 millones de USD 732 millones en el primer bimestre del año. En realidad, este final feliz no debe hacernos olvidar la tragedia vivida a partir del 2012 por un presupuesto irresponsablemente inflado por políticos desequilibrados y destructivos que un año atrás decidieron subir los salarios en un promedio del 30 % (escala del 10 % al 60 %), lo que obligó a comer el 83 % de los impuestos (67 %-65 % antes). Para el 2013 la tragada fue del 86 %. En tan solo tres años (2011-2013) el pago de salarios con impuestos subió 1.375 millones de dólares (88 %). Mientras, los ingresos vía impuestos aumentaron 1.011 millones de dólares (42 %). Desde el 2018 al 2023 (en cinco años) la recaudación de impuestos pasó de USD 4.085 millones a USD 4.362 millones, con un aumento del 7 % o USD 277 millones más.
Y este es un punto central en la opinión de aquellos que consideran muy baja la presión tributaria del 10 % y que la sustancial mejora para conseguir más recursos con los que financiar los mayores servicios públicos en cobertura y calidad no puede depender casi únicamente del comportamiento de la economía (tuvimos tres años malos, por cierto, 2019-2020-2022). Hay que subir los impuestos. Hay una urgencia por más recursos para el gasto social. Simplemente el dinero es insuficiente, aun considerando su mala utilización, la corrupción y las bases negativas del pésimo servicio público (gente e instituciones). Claro que esto requiere una suerte de pacto político, económico y social, para asegurar el buen uso de estos nuevos recursos y de todos los recursos. Siendo el eje de la propuesta una limpieza y un reordenamiento del Gobierno, saneado, sano. Es imposible no pensar en otro país, diferente y mejor que el actual.
En la vereda del frente están los que ven una realidad desfavorable que no se puede cambiar subiendo la presión tributaria vía el aumento de los impuestos. El aumento de la recaudación de impuestos debe ir de la mano de la marcha de la economía, de la constante formalización de las distintas actividades económicas en todo el país para ampliar el mapa de contribuyentes, en el combate a la evasión, en el fortalecimiento de una campaña educativa para una ciudadanía con cultura tributaria, y el fin de la impunidad. Hay que ver y recibir las mejoras de los servicios públicos, el fin del Gobierno como botín, y políticos civilizados. Este es el estímulo faltante, para motivar. Subir impuestos en una realidad muy mal vista es lograr un tiro por la culata. En este escenario, además, subir impuestos daña las decisiones de inversión privada. Según informe de la Cepal con datos para el 2021 el promedio de recaudación tributaría como proporción del PIB (incluye las contribuciones a la seguridad social) para América Latina y el Caribe (ALC) fue del 21,7 %. Comparativamente en el caso de los países ricos (OCDE) la presión fue del 34,1 %. Veamos algunos países: Brasil 33,5 %, Argentina 29,1 %, Nicaragua 27,1 %, Uruguay 26,5 %, Costa Rica 24,2 %, El Salvador 23,3 %, Bolivia 22,6 %, Chile 22,2 %, Colombia 19,5 %, Ecuador 19,4 %, Perú 17,9 %, México 16,7 %, Guatemala 14,5 %, Paraguay 14 % y Panamá 12,7 %.
No puedo entender ni aceptar que la recaudación de impuestos en cinco años solo haya registrado un aumento del 7 % o USD 277 millones más con respecto al 2018. Es inadmisible. Como increíble. Es absolutamente insuficiente, y fuente de endeudamiento por déficit fiscal. Todo aumento extra en la recaudación de impuestos debe ser blindado, por ley, y usarlos solamente en aquellos sectores básicos y actividades claves cuya gestión medida en resultados de mejoramiento merezcan el mayor sacrificio de la gente. El gasto salarial se ha contenido en término de los impuestos que se usan. Pero, es relativo, al no tener una clase política civilizada es enorme el riesgo de locuras como las del 2011. La clase política en ciertos periodos en la dictadura de Stroessner y en la década del 90 era infinitamente mejor, superior, y responsable, frente a la actual, la de hoy, desvalorizada en un 95 %. Es falso que Paraguay no tenga Gobierno, lo que no tiene son políticos preparados, responsables y patrióticos. Antes de subir impuestos hay que reformar radicalmente la caja fiscal, cuyo agujero es un barril sin fondo para los impuestos usados porque los aportes no cubren los pagos de jubilaciones (maestros, policías y militares). Y, por último, en términos de los servicios públicos prestados (cantidad y calidad) y su financiamiento hay que considerar que según el censo 2022 nuestra población pasó de una proyección de 7.500.000 habitantes a 6.110.000, con una reducción de casi 1.400.000 en población.
En conclusión, no discutiré la validad de una y otra opción para subir y mejorar el ingreso de impuestos. Pero urge un estudio a fondo. La verdad, si es verdad, es verdad. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo. DDPHQD
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“Paraguay goza de una percepción internacional positiva”, destaca el medio The Banker
Debido a las preocupaciones sobre el malestar social y la incertidumbre política en la región, los gobiernos latinoamericanos deberían centrarse en políticas que apoyen los flujos de inversión extranjera, las remesas de los trabajadores y la recuperación del sector turístico, inicia el artículo de The Banker, que destacó el trabajo que viene realizando el Gobierno en materia económica, tras una conversación con el ministro de Economía y Finanzas, Carlos Fernández Valdovinos.
“Paraguay goza de una percepción internacional positiva y está a solo un paso del estatus de grado de inversión después de una mejora de la calificación crediticia de S&P en febrero”, resalta el medio internacional. Al respecto, el ministro de Economía recordó que con la reciente emisión de bonos soberanos denominados en guaraníes, Paraguay ganó más confianza en las perspectivas económicas.
“A medida que la inflación se desaceleró, las tasas de interés se redujeron rápidamente, con lo que gradualmente la política monetaria adoptó una postura neutral. La rápida respuesta del Banco Central contribuyó a acercar la inflación a su objetivo del 4 %, uno de los más bajos de la región”, indicaron.
Asimismo, manifestaron que se espera que otras economías endurezcan sus políticas fiscales para hacer frente a los crecientes niveles de deuda, y que con eso, Paraguay puede beneficiarse, ya que cuenta con uno de los niveles de deuda más bajos de América Latina, algo que garantizará la sostenibilidad del gasto público futuro.
“Los esfuerzos también deberían centrarse en promover la innovación, la investigación y el desarrollo y diversificar la economía. Es fundamental abordar cuestiones estructurales como el empleo informal, las disparidades económicas y la susceptibilidad a las crisis externas”, dijo el ministro Carlos Fernández.
Además, remarcaron que Paraguay está decidido a promover un crecimiento económico sostenible e inclusivo a través de inversiones en infraestructura, programas que promuevan la innovación, educación de calidad, reducción de las brechas tecnológicas y reformas estructurales.
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