Entre los meses de julio y agosto de este año fue el período hidrológico más crítico y la Central Hidroeléctrica Itaipú operó con el mínimo de unidades sincronizadas en algunas ocasiones, actualmente las condiciones para la generación están mejorando, informó el superintendente de Operación de la Binacional, Ing. Hugo Zárate.

Explicó que en la usina están operando entre 14 y 18 unidades generadoras sincronizadas debido a que el río Paraná se encuentra con caudales muy por debajo de su promedio con respecto a los inicios de la operación de la usina en el año 1984.

“A modo de referencia, el caudal afluente promedio al embalse de represa es aproximadamente 11.500 m3/segundo. Este año (2021) estamos con un promedio de 6.800 m3/segundo, lo que representa el 59% del promedio histórico. Valores semejantes eran más frecuentes antes de la década del 70, cuando aún no estaban operativos los embalses de regularización sobre el río Paraná”, apuntó el Ing. Zárate.

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Refirió que considerando el estado de almacenamiento de los embalses aguas arriba de Itaipú, la situación hidrológica de la cuenca del río Paraná y las previsiones climáticas actualizadas, no se espera que el problema pueda subsanarse completamente para el 2022.

Añadió que esto ya provocó una caída del 15% en la producción eléctrica con respecto al 2020, y un 35% respecto al 2016, cuando se alcanzó la máxima generación. La producción esperada para el 2021 con relación al 2020 es inferior en 12%, y 35% inferior con relación al 2016.

Recordó, a modo de comparación, que la producción anual promedio del período 2000-2018 fue de aproximadamente 91.600 GWh. El récord de producción anual fue en el 2016 con 103.000 GWh. “Ya en el 2020 hemos cerrado con 76.382 GWh y estimamos cerrar el 2021 con cerca de los 67.000 GWh”, recalcó.

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Ing. Hugo Zarate, superintendente de Operación de la binacional. Foto: Gentileza.

Reducción de almacenamiento

El Ing. Zárate señaló que en los últimos años se verificó una tendencia de reducción de los niveles de almacenamiento de los embalses del sistema brasileño, principalmente atribuida a la escasez de lluvias. Esta situación implica la necesidad de accionar una mayor cantidad de usinas termoeléctricas, que son más caras, aumentando el costo de la energía para el consumidor final de ese país.

Comentó que existen otros tipos de impactos relacionados con los usos múltiples del agua, tales como “navegación, turismo, irrigación, abastecimiento de agua, y eventuales daños ambientales”, señaló.

En cuanto a la caída de la producción en términos económicos, el ingeniero Zárate aclaró que, en el caso de Itaipú, por la manera en la cual se facturan los servicios de electricidad, no se puede hablar de pérdidas.

“Conforme al Tratado, los contratos son por disponibilidad de potencia y no por la energía suministrada. Adicionalmente, también por Tratado, la Itaipú es una empresa que opera a costo, esto significa que no puede tener pérdidas ni lucros”, precisó.

Sin embargo, agregó que existen otros tres rubros económicos que son afectados directamente por la producción de energía: las regalías, que son los montos que la Itaipú debe transferir a los estados condóminos y son calculados en función a la producción de la usina.

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