Por Diego Sanabria
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Twitter: @dgosanabria
En el camino periodístico siempre hay experiencias únicas por el valor que representan, que enseñan y dejan. Una de ellas, en mi caso, es la recientemente vivida, recorriendo parte del Chaco Central paraguayo durante el tour desarrollado e impulsado por la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur).
La visita a dicha zona del país tuvo varios ejes turísticos como atractivos. Uno de ellos fue el recorrido por algunos sitios históricos donde se desarrolló la Guerra del Chaco entre los años 1932 a 1935 entre paraguayos y bolivianos.
La Senatur tiene como uno de sus objetivos revalorizar la historia de dicha contienda para las actuales y futuras generaciones, ya que la misma contiene un valor inmensurable y es una forma de mostrar admiración, así como respeto hacia quienes defendieron nuestro suelo. Se trata de un turismo que te transporta hacia una parte de la historia paraguaya y que tiene un atractivo ancestral, incluso para los extranjeros.
La segunda propuesta está relacionada al Centro de Interpretación del Gran Chaco Paraguayo, un sitio creado y pensado para exponer toda la gran riqueza que posee dicho suelo, su biodiversidad, fauna y flora, así como demostrar a todos los pobladores del territorio nacional y forasteros el desarrollo cultural, turístico, urbanístico e histórico que han creado las generaciones de las colonias menonitas Chortitzer, Neuland y Fernheim desde su desembarco a dicha zona hasta esta época.
De esa manera, la Senatur, en unión con las gobernaciones e intendencias de dicha región y otros ministerios han impulsado este fantástico recorrido que está listo para ser aprovechado por todos. Hay que tener en cuenta que, durante décadas, trasladarse hasta el Chaco paraguayo ha sido un singular desafío por las condiciones de la Ruta PY09, su principal acceso, y la cual está siendo reparada por el MOPC y que será quizás uno de los mayores legados que dejará dicha institución durante este gobierno. A continuación, arrancamos con la primera parte de esta aventura única.
Fortín Isla Po’i
El primer destino de los tres días que duró el recorrido por el Chaco paraguayo fue el emblemático y estratégico Fortín Isla Po’i, ubicado a unos 421 kilómetros de Asunción, luego de varias horas de viaje y una parada inevitable, en el parador Pirahu. Al descender, un viento norte casi ardiente nos recibió, seguido de un suelo seco y polvoriento, es un clima normal con 41 grados de calor de esta zona del país. El Prof. Lic. Alfred Giesbrecht Toews, con una sonrisa que denotaba felicidad, nos recibió como el encargado de cultura y turismo. Fue quien nos relató la importancia de los trabajos que se realizan para la refacción del lugar, así como los sucesos que se dieron.
Muchos datos importantes fueron manifestados por Giesbrecht, como el hecho de que el Fortín Isla Po’i se constituyó en el punto de concentración estratégico del Ejército paraguayo para la contienda ante los bolivianos y así evitar que avancen hacia Concepción o Asunción. Desde dicho lugar partieron las tropas para las maniobras de recuperación del Fortín Boquerón, de los fortines de Toledo, Corrales, Rivera, Dr. Francia, Aliguathá y otros más. De ahí su vital posición estratégica.
Algunos de los trabajos realizados en el sitio fueron la limpieza y desmalezamiento del predio, la demarcación de los caminos o senderos que van al cementerio. Así también, se realizó el mantenimiento y reparación de los techos del comedor, Comandancia y bloque de dormitorios que hoy es un museo con fotografías de aquella época.
También cuenta con un mirador totalmente nuevo. A pocos metros, rodeado de una laguna que lleva su mismo nombre. Tiene baños sexados, que no son originales del predio, pero se construyen de modo de dar comodidad a visitantes y turistas.
Además, se reparó y se realizó el mantenimiento de maderas originales de los postes incrustados en suelo del Hospital de Sangre y la Subcomandancia y de la que fuera la casa del mariscal José Félix Estigarribia, con maderas originales de la época. La refacción estuvo a cargo del Centro de Entrenamiento Conjunto para Operaciones de Paz (Cecopaz), y contó con el apoyo de la Gobernación de Presidente Hayes y la Cooperativa de Colonos Menonitas Chortitzer.
Un dato significativo es que la Senatur introdujo la tecnología en este sitio, ya que descargando la aplicación Chaco Boreal, disponible en inglés y español, uno puede acceder a un relatorio hablado de los diferentes espacios citados como el hospital de evacuación y también disponible con el sistema braille de manera de ser totalmente inclusivo.
“Empezamos a revalorizar la historia paraguaya y con esto los fortines son el objetivo de mostrar a nuestras generaciones el tema de la Guerra del Chaco, por la que pasó mucha de nuestra gente. Soy de origen menonita, mis abuelos ya estaban en esta zona desde 1927″, explicó el profesor Giesbrecht.
Integración multicultural
El disertante destacó que aquella triste batalla tuvo una participación e integración multicultural, ya que de alguna manera las tres culturas –latinas (paraguayos), menonitas e indígenas nativos de la zona– tuvieron que intervenir para detener el avance de los bolivianos. “Mis abuelos a los pocos años se encontraron en medio de esta batalla y el Estado paraguayo demandó la provisión de vehículos, armas y hombres, orden que no fue aceptada, ya que en nuestra creencia y uno de los motivos por los cuales habíamos salido de Rusia fue el rechazo a las armas. En contrapartida, ofrecimos vehículos, medicamentos y alimentos”, destacó Giesbrecht.
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“El turismo por el Chaco Boreal tomando también los fortines creo que es de gran importancia porque hoy ya estamos prácticamente en la cuarta generación (25-30 años por generación). Tenemos muy pocos sobrevivientes todavía. Debemos repensar cómo transmitir estas informaciones de una guerra, donde unos 30.000 a 40.000 soldados paraguayos y unos 50.000 a 60.000 soldados bolivianos dieron su vida de una generación a la otra. Los/as abuelos/as no pueden contar más. Alguien debe contarlas. Y si no lo hacemos a través de libros, películas, monumentos, fortines, recorridos, presentaciones, turismo, se olvidará muy pronto la historia. Se dice que “el que no conoce su historia, tampoco sabrá hacia dónde se va”, dijo.
Agregó: “En la guerra nadie gana, aunque se habla de vencedores, para rememorar esta guerra cruel es importante revalorizar el esfuerzo que hicieron nuestros solados”, enfatizó.
Continuando con el itinerario, luego de unas horas de descanso, tuvimos el placer de disfrutar del auténtico asado chaqueño, cocinado por el chef de la ciudad de Loma Plata Nicki Stockl y que tuvo su cierre con la interpretación de la música compuesta y reproducida por Bianca Orqueda, una joven artista nivaclé de Filadelfia, quien interpretó en su idioma algunos de sus temas como “Ta Lhõv’e” (¿Dónde estás?).
Luego de vivir esta primera travesía, uno solo puede imaginarse lo heroico y decididos que fueron los hombres paraguayos al desplazarse a semejante distancia para defender el suelo que por derecho nos pertenecía, incluso cuando los bolivianos tenían un mayor número de soldados, aviones más veloces y mejor armamento. Como anécdota propia, mi abuelo Eligio Britos, quien participó de esta contienda, siempre nos relataba fragmentos de muchos episodios vividos y cómo utilizar el guaraní, incluso distinto al actual en muchos de sus significados, para evitar que los bolivianos pudieran descifrar las comunicaciones y estrategias.
Finalmente, hay que destacar que para visitar este lugar la Senatur cuenta con guías y datos en su página web, así como se pueden hacer consultas a través de sus redes sociales, al igual que la Gobernación de Loma Plata y las autoridades de la Cooperativa Chortitzer. Además, hay agencias que desarrollan paquetes turísticos o uno definitivamente puede ir por cuenta propia.
El Chaco paraguayo, o también llamado la Región Occidental del Paraguay, está formado por tres departamentos: Boquerón, Presidente Hayes y Alto Paraguay. Tiene una superficie de 246.925 km², siendo la región más extensa del país; pero eso sí, también hay que decir que es la menos poblada del Paraguay.
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