La extendida crisis a causa de la pandemia sigue golpeando a los comerciantes, en especial de las ciudades fronterizas, y más allá de las medidas implementadas por el gobierno, la incertidumbre latente juega en contra.
Al respecto, los comerciantes de la ciudad vecina con el Brasil, Salto del Guairá, están preocupados no solo por la situación actual, sino también por lo que venga luego de la pandemia.
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“Nos preocupa de sobremanera la pospandemia, y más porque lo que el gobierno demuestra que no tiene un panorama cierto, la gente empezó a emigrar a Brasil o a Uruguay”, expresó Víctor Stanley, presidente de la Cámara de Comercio de Salto del Guairá.
Es así que la esperada reactivación económica, y de la que habla el gobierno con indicios de mejora, no se ve reflejada en la realidad de los trabajadores paraguayos, en especial en esa zona del país, en la que prácticamente la economía depende de la actividad comercial a través del turismo de compra que se depreció fuertemente.
Nuevos descontratados
En ese sentido, Stanley mencionó que el buen signo de recuperación que se empezó a dar antes de finales del 2020 se revirtió, y que la cantidad de empleados, que se había vuelto a contratar de octubre a marzo de este año, se volvió a descontratar.
Por lo tanto, ante la persistente escasez de actividad económica en proporción a la situación epidemiológica cada vez más creciente por el COVID-19, es que como afectados piden al gobierno como nueva medida que se puedan congelar las cuentas, ya que los préstamos que habían solicitado para sostenerse no pueden ser pagados a falta de ingresos.
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Crítica: “Arcadia”, el ‘Twin Peaks’ griego
Por David Sánchez, desde Tesalónica (Grecia), X: @tegustamuchoelc (*).
Presentada en competición dentro del festival de cine de Tesalónica TIFF 65, en Grecia, “Arcadia”, del griego Yorgos Zois, es una película que nos sumerge en un ambiente inquietante, donde la realidad y lo sobrenatural se entrelazan de manera poética, con una carga simbólica tan pesada como los zapatos que muchos de los personajes no pueden quitarse.
Desde los primeros minutos, la cinta atrapa al espectador, insinuando que hay un misterio bajo la superficie, como si algo estuviera constantemente fuera de foco, al estilo de “Twin Peaks” de David Lynch. Este pueblo costero es un refugio para almas atrapadas en su propia tragedia, y los protagonistas Yannis y Katerina no tardan en descubrir que los límites entre la vida y la muerte aquí se desdibujan de una forma desconcertante.
El recurso visual de la presa es uno de los más impactantes. Cada paso descendente de Katerina parece simbolizar su avance en el enfrentamiento de sus propios miedos, revelando algo sobre el duelo y el apego. La iluminación fría y azulada, que evoca una atmósfera opresiva, refuerza el peso de la carga emocional que llevan. La presa parece ser un espejo de sus propias emociones, un lugar donde enfrentarse a aquello que aún no han soltado.
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Este pueblo está lleno de personajes extraños, como el policía y el perro que observa inquietantemente. No son solo personajes secundarios, sino elementos simbólicos que nos recuerdan constantemente el límite entre la vida y la muerte. Y es que en “Arcadia”, la muerte no es el final, sino otro estado en el que los deseos y pasiones persisten. Esto se refleja en el bar Arcadia, un lugar donde las barreras entre los vivos y los muertos se rompen de manera inesperada y hasta bizarra. Katerina, a través de sus encuentros en este lugar, redescubre su propio deseo, un deseo que estaba apagado en su matrimonio. La conexión entre la vida y la pasión aquí es tan fuerte que, incluso después de la muerte, parece que los cuerpos siguen buscando ese último placer como una liberación final.
Un toque brillante y oscuro es la aparición, mientras una madre está intentando hablar con su hijo muerto, de la palabra “bread” (pan) en una caja que, a primera vista, parece decir “Dead” (muerte). Este juego visual introduce una reflexión sobre la dualidad de la vida que da el pan alimentando a la gente y la muerte, donde ambas coexisten en el mismo espacio. Es un recordatorio de que en la vida —así como en esta historia— siempre hay algo que nace de lo que ya ha muerto.
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Al final, la película nos deja un mensaje poderoso: a veces, para poder vivir plenamente, debemos liberar a los que ya no están, igual que el coche que cae cuando se rompe la cuerda. En el caso de Yannis, se ilustra por el cambio de rumbo cuando sigue al coche fúnebre, un ejemplo directo. También hay un ejemplo sutil de este cambio de rumbo en su vida, en esta nueva vida sin su mujer, que ocurre en la compra de unos zapatos nuevos, un acto aparentemente banal que simboliza un nuevo comienzo, un renacer después de aceptar la pérdida. Los zapatos de su mujer, imposibles de quitar al inicio, finalmente son abandonados en un acto de aceptación del destino.
“Arcadia” es una mezcla de drama, suspense y momentos de humor oscuro, una experiencia visual y emocional que deja una fuerte impresión sobre la vida, la muerte y la necesidad de soltar para avanzar. Un gran ejemplo de buen cine gracias al director griego Yorgos Zois.
* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.
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Crítica: “Edge of Night”, sobre el golpe de estado en Turquía
Por David Sánchez, desde Tesalónica (Grecia), X: @tegustamuchoelc (*).
“Edge of Night” (Gecenin Kıyısı), dirigida por el turco Türker Süer, presenta un viaje oscuro y desafiante entre dos hermanos, Sinan y Kenan, en medio de un ambiente político opresivo y polarizado en Turquía. En el Festival de Cine de Tesalónica, esta obra de Süer intenta abordar temas profundos como la lealtad, la identidad y el impacto del autoritarismo en las relaciones familiares. Sin embargo, aunque la trama promete una exploración emocional compleja, la ejecución se ve obstaculizada por una puesta en escena que busca crear profundidad mediante primeros planos repetitivos, enfocándose en detalles visuales que a menudo distraen de la narrativa principal.
El núcleo de la historia, que muestra a Sinan obligado a entregar a su hermano a la justicia militar, parece aludir a los dilemas morales que enfrentan muchos turcos en tiempos de represión política, especialmente tras el intento de golpe de estado de 2016. En esa época, el gobierno exigió lealtad absoluta de sus ciudadanos, y Süer refleja esta realidad en la tensa relación entre los hermanos. Sin embargo, la frialdad con la que Sinan trata a Kenan, y la falta de profundidad en los diálogos, limitan el impacto emocional de esta situación, haciendo difícil que el espectador se conecte con sus conflictos.
Süer emplea primeros planos de objetos y gestos –como un anillo, una mano, o el rostro de Sinan– en un intento de crear una atmósfera íntima, pero el exceso de estos detalles resulta contraproducente, restando dinamismo a la narrativa. Estos elementos podrían haber añadido profundidad psicológica, pero aquí se sienten innecesarios, como si la cámara estuviera tan enfocada en lo superficial que olvidara la esencia de la historia. Además, los diálogos, en su intento de ser tensos y solemnes, a menudo parecen forzados y carecen de la intensidad que el conflicto exige, como cuando Sinan recibe la orden de escoltar a su hermano sin una explicación que le dé peso dramático.
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El intento de golpe de estado fallido en Turquía en 2016 dejó una marca profunda en la sociedad turca, evidenciando una profunda polarización y una intensificación de las políticas autoritarias que exigían lealtad absoluta al Estado. En la ambientación se refleja un país atrapado en la incertidumbre, donde la desconfianza y la paranoia dominan.
Este trasfondo es crucial en la trama, pero la ejecución es confusa en ciertos momentos, como cuando los hermanos llegan a un campamento militar sin saber si están en territorio seguro. Este caos podría simbolizar el clima de paranoia en una sociedad dividida, pero en la película parece más un problema de claridad narrativa que un reflejo intencional de la inestabilidad nacional.
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Aunque la película intenta profundizar en la dualidad entre los hermanos y la lealtad hacia el Estado, el personaje de Kenan es presentado de manera errática e irracional, y la frialdad de Sinan lo convierte en una figura poco empática. La figura de su padre, un general importante, podría haber aportado otra capa de complejidad, pero apenas se menciona, y su influencia se siente distante. Incluso los personajes secundarios, como la esposa e hijo de Sinan, son poco desarrollados, pocos segundos de escena y unas llamadas de teléfono, lo que, una vez más, limita la capacidad del filme de ahondar en las dimensiones personales del protagonista.
Türker Süer plantea una reflexión interesante sobre los desafíos de la lealtad en un régimen autoritario, pero su enfoque visual y narrativo no logra capturar la complejidad emocional del conflicto. Aunque el contexto del golpe de estado y la crisis de identidad en Turquía son temas potentes, la ejecución de Süer no hace justicia a su profundidad. La tensión entre los hermanos, aunque prometedora, se queda en una línea monótona, y la falta de desarrollo en los personajes secundarios reduce el impacto emocional de esta historia.
* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.
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Crítica: “Happy Holidays” y los árabes en Israel
Por David Sánchez, desde Tesalónica (Grecia), X: @tegustamuchoelc (*).
Tras ganar el premio al mejor guion en la sección Orizzonti del Festival de Venecia 2024, pudimos ver en el Festival Internacional de Cine de Tesalónica (Grecia) la película “Happy Holidays”, dirigida por Scandar Copti, que presenta una muy lograda perspectiva compleja sobre la vida de varias familias árabes en Israel, exponiendo las tensiones entre la tradición y el deseo de integración en una sociedad occidental.
Es significativo que entre los productores se encuentre Doha, un detalle que podría resultar sorpresivo dado el cuestionamiento cultural implícito que la película plantea. A pesar de este respaldo, el filme no evita abordar temas tabúes o mostrar personajes con aspiraciones de libertad y modernidad, como la protagonista Fifi (Manar Shehab), quien desea vivir su juventud sin las restricciones que impone la cultura conservadora en la que creció.
Un aspecto notable es la baja representación de mujeres con velo que vemos en pantalla, haciendo que el espectador no habituado a diferenciar árabe de musulmán lo pueda ver como un contraste con las imágenes habituales en otros países occidentales como Francia, donde, paradójicamente, es más común ver mujeres veladas que en este retrato de la sociedad israelí. Esta diferencia visual podría interpretarse como una intención de Copti de reflejar una realidad menos restringida para la comunidad árabe dentro de Israel, en comparación con otros contextos del mundo árabe.
A nivel narrativo, “Happy Holidays” explora de forma potente, los desafíos intergeneracionales y de género a través de historias paralelas y personajes como Rami y su novia judía Shirley, Hanan y la difícil situación económica que atraviesa, y Fifi, quien oculta un secreto que podría afectar a su familia. Estas historias de amor, tensiones familiares y enfrentamientos con la cultura reflejan las luchas internas y externas que viven los personajes al intentar equilibrar sus raíces árabes con las influencias de la sociedad israelí occidental.
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El filme se acerca, en ciertos momentos, a una estructura de telenovela, especialmente al retratar conflictos familiares, problemas económicos y dilemas de matrimonio. Sin embargo, estos elementos contribuyen a mostrar las contradicciones que enfrentan los personajes, atrapados entre las normas tradicionales y los valores occidentales. En el caso de la familia protagonista, se observa una aparente apertura hacia ciertos aspectos de la vida occidental, como el consumo de vino y el rechazo a la obligación del velo, pero persiste la presión de mantener estrictamente costumbres como la virginidad femenina o el respeto a las opiniones de la comunidad.
Es interesante cómo el director utiliza la historia de estas familias para evidenciar que, aunque la comunidad árabe en Israel parece gozar de más libertades comparativas, aún enfrenta el dilema de la aceptación social y los límites impuestos por la cultura predominante. Por ejemplo, la aceptación en el parlamento israelí de partidos árabes sugiere una apertura formal, pero la integración cultural real sigue siendo limitada como vemos en los ejemplos de los niños recitando la importancia del pueblo judío para no ser expulsados de nuevo de su territorio.
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El director, en una declaración sobre el filme, explica cómo sus historias buscan desvelar los mecanismos que perpetúan tanto el patriarcado como la militarización en la sociedad israelí. Mediante un enfoque crítico, Copti propone que ninguna sociedad es verdaderamente libre hasta que las mujeres también lo sean, un mensaje potente que invita al espectador a cuestionarse sobre los valores y normas que rigen nuestras vidas.
La película logra mantener el interés del espectador, haciendo que éste se pregunte miles de preguntas, desde lo importante que es algo para una sociedad, pero no para otra, o los momentos de aparente respeto rotos por una de las sociedades que vive en Israel, representados en el minuto final del film, que a su vez quiere indicar la rotura con una sociedad que termina por exasperar a sus integrantes.
* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.
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Ticio Escobar lanza el libro “La siguiente pregunta”
El Centro de Artes Visuales/Museo del Barro y HyA Ediciones invitan al lanzamiento del libro “La siguiente pregunta. Breves ensayos curatoriales” del crítico de arte Ticio Escobar, a realizarse el sábado 9 de noviembre a las 18:00 en la Sala de Cerámica Popular del Museo (Grabadores del Cabichuí 2716, entre Cañada y Emeterio Miranda). El acceso será gratuito.
El libro reúne ensayos curatoriales de Ticio Escobar, relacionados con exposiciones presentadas en instituciones culturales fuera de Paraguay. Los lectores podrán encontrar textos para exposiciones enmarcadas en dos ediciones de la Bienal de Porto Alegre y tres ediciones de la Bienal de Curitiba, en Brasil; exposiciones en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario o el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, en Argentina; la Trienal de Chile; o las bienales de São Paulo, Valencia y Venecia.
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La selección de los ensayos privilegia el comentario de obras de artistas no asimilados por el mainstream artístico. Según Ticio Escobar, esta opción de carácter político “tiene el sentido de ensanchar el panorama del arte contemporáneo enriqueciéndolo con el aporte de representaciones e imaginarios alternativos o, al menos, no suficientemente reconocidos por la institucionalidad hegemónica”. El libro, que fue publicado recientemente en Argentina bajo el sello de HyA Ediciones, de Rosario, será presentado por el crítico de arte Albán Martínez Gueyraud.
Georgina Ricci, quien escribió el texto de contratapa, afirma que el proyecto de Ticio Escobar es “complejo, enorme, inesperado y necesario: se trata de sensibilizar los ejercicios intelectuales, de cargar de agua y barro la estética, de construir teorías que disputen la hegemonía cultural, de resistir a la instrumentalización de las imágenes”. El libro podrá ser adquirido a un costo de G. 65.000 en la tienda del Museo, el Almacén de Doña Estela, abierta de martes a sábados de 14:00 a 20:00.
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Acerca de Ticio Escobar
Ticio Escobar (Paraguay, 1947) es curador, profesor, crítico y promotor cultural. Fue presidente de la Asociación de Apoyo a las Comunidades Indígenas del Paraguay, Asociación Internacional de Críticos de Arte-Capítulo Paraguay, director de Cultura de Asunción y ministro de Cultura de Paraguay durante el periodo 2008 y 2013.
Es autor de la Ley Nacional de Cultura de Paraguay y coautor de la Ley Nacional de Patrimonio. Escribió más de veinte libros sobre arte y cultura. Recibió premios internacionales y condecoraciones, así como seis Doctorados Honoris Causa otorgados por universidades del Paraguay y Argentina. Actualmente es director del Centro de Artes Visuales/Museo del Barro