La Unión Industrial Paraguaya (UIP) emitió un comunicado en el que rechazan enfáticamente la presión que vienen ejerciendo los autodenominados paseros y comerciantes de frontera, especialmente sobre Aduanas y sobre la Armada Nacional en el este del país.
“Con el pretexto de la reactivación económica, buscando relajar las medidas anticontrabando establecidas en el propio Código Aduanero. También repudiamos la permanente exhortación al incumplimiento que realizan algunos políticos en función de Gobierno, llegando al límite irracional de solicitar que se excluya la exigencia del permiso sanitario”, sostiene el documento.
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Señala que si bien el artículo 235 del actual Código Aduanero, respecto al tráfico fronterizo, menciona que las mercaderías acogidas a este régimen deberán ser consumidas exclusivamente en la zona fronteriza, en la práctica estos productos en cuestión de pocas horas llegan a Asunción y otras ciudades y se acopian para su comercialización en grandes cantidades, compitiendo de manera desleal con la producción y el comercio formal, por lo que este artículo, en su momento, también deberá ser objeto de revisión con todas las instituciones públicas involucradas para garantizar que no siga siendo una ventana para el ingreso de mercaderías de manera ilegal.
“Reiteramos que el respeto a la potestad de Aduanas y al trabajo de la Armada Nacional no son asuntos negociables, pues normativamente han sido investidos de la atribución del control en zona primaria. A quienes pretenden aparecer como supuestos caudillos, ejerciendo presión desde un cargo de Gobierno, pero para incidir en el relajamiento de los controles, les recordamos que el contrabando tiene consecuencias económicas, sociales y de salud pública que solo pueden ser prevenidas con un enfoque integral en el combate y en el cual los controles del sector público son fundamentales”, afirma.
Finalmente, los socios de la UIP advierten nuevamente que la vieja práctica de oponerse públicamente a los controles anticontrabando, como la demostrada constantemente por algunas autoridades nutre un sistema perverso donde la prebenda y el clientelismo político siguen condenando a muchos paraguayos a vivir en la miseria y la mendicidad.
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