Un grupo de especialistas de la región realizó ayer un encuentro virtual para abordar las perspectivas a futuro del bloque regional Mercado Común del Sur, en el marco de los 30 años de vigencia tras el Tratado de Asunción firmado el 26 de marzo de 1991.
El evento se denominó “30 años del Mercosur, la región en debate”, y contó con el análisis de expertos que proyectaron dos posibles escenarios, además de contextualizar la evolución desde los orígenes y el desafío del bloque.
Uno de los posibles escenarios apunta a la flexibilización de la unión aduanera, de modo que los países miembros tengan la posibilidad de negociar con terceros, como lo expuso Sandra Polonia Ríos, economista, directora del Centro de Estudios de Integración y Desenvolvimiento (Cindes) de Brasil –organizadora–.
Hora de madurar
Rememoró que desde los primeros 10 años del Mercosur, el proyecto de integración económica fue blanco de insatisfacción y desacuerdo entre sus miembros y, por ende, ya es hora de madurar.
La experta expuso que hay más motivaciones para la revisión del modelo de unión aduanera del Mercosur, relacionadas con la creciente inadecuación de este modelo a las características estructurales e institucionales de los países miembros y a la evolución reciente de sus economías y sus prioridades políticas.
Para la profesional, el modelo de unión aduanera se está alejando mucho de los nuevos acuerdos comerciales regionales que se extienden por diferentes regiones del mundo, por lo que a sus 30 años es hora de madurar.
Si bien la preservación de un esquema de integración de promoción de la paz y la cooperación política fue ineludible, el bloque debe enfrentar sus dilemas, ya que en el corto plazo, la agenda puede perder relevancia ante los desafíos que enfrentan los países para combatir la pandemia.
Como estrategia a mediano plazo, será necesario enfrentar la decisión de una posible flexibilización de las reglas del Mercosur, que van más allá de la agenda de negociaciones externas de los Estados partes.
Armonizar relaciones
Sobre el mismo punto, el profesor titular de Comercio Internacional, Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República de Uruguay, Marcel Vaillant –también organizador–, mencionó que la flexibilidad ya está parcialmente consagrada, como lo había adelantado en entrevista con La Nación de Argentina.
Vaillant mencionó que es cuestión de armonizar las relaciones externas y potenciando las sinergias a través de la flexibilización, para que sea creíble realmente que se concreten los acuerdos, y que no irá en contra de la integración regional, sino que la construirá.
Explicó que el comercio intrarregional es reducido y frágil porque los países líderes, Argentina y Brasil, son cerrados, y si estos lo hacen terceros, se cierran entre sí, que fue lo que pasó, dijo.
Por lo tanto, cambiar el rumbo implica empezar a funcionar como un acuerdo plurilateral moderno, que esté adaptado a las capacidades de los países miembros.
Excusó que la política comercial común no es tal como se plantea, ya que el arancel externo común es una mentira bien guardada, debido a que la mayoría de los escasos acuerdos preferenciales con terceros, suscritos por el Mercosur, se hicieron sobre bases bilaterales.
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¿Riesgo?
Por supuesto, algunos de los invitados participantes catalogaron a la flexibilización como muy riesgosa, ya que el permitir que cada uno de los países negocien por sí mismos podría generar riesgo para el Mercosur, e ir perdiendo importancia con los posibles acuerdos diferentes entre los miembros, así como el arancel externo común se vaya diluyendo.
Por lo que también salieron al paso con una propuesta de consolidar la unión aduanera para que las negociaciones con otros países o bloques sean realizadas de forma conjunta entre los miembros, tal y como se está desenvolviendo hasta el momento el grupo.
Desde Paraguay participó el economista y exconsultor del sector de Asesoría Técnica de la Secretaría del Mercosur, técnico senior del Focem en Montevideo y exviceministro de Industria y Comercio, Óscar Stark, quien proyectó para las principales apreciaciones para La Nación.
Avances
En cuanto a los avances y la evolución del grupo como bloque regional, Stark subrayó que en general los especialistas resaltaron que el Mercosur haya salido airoso de cierta forma rápida de una zona de libre comercio bastante profunda para casi todos los productos de la región, a excepción del rubro automotor y el azúcar, salvo en la construcción aduanera que es cuando todo volvió más complejo.
Hay que mencionar que con la construcción aduanera se tenía que profundizar un arancel externo común, que si bien se llegó a establecer, no se pudo implementar al cien por ciento debido a la serie de excepciones establecidas, así como los regímenes especiales de importación.
Y es que el arancel externo común de los demás países miembros es de 11% en promedio, mientras que el arancel cobrado por Paraguay está en 3,5 a 4% en promedio, con lo que se evidencia la gran diferencia de protección del arancel que el Mercosur pretende y el que efectivamente se cobra, en especial por un país chico como Paraguay.
Otro de los aspectos conversados fue el tratado con la Unión Europea (UE) como oportunidad de revitalizar el Mercosur, brindándole nuevamente la importancia merecida, relató Stark.
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Desafío
Es así que el principal dilema del Mercosur es lograr profundizar la unión aduanera, para lo cual deben ser revisados los aranceles externos para que estos estén más acordes a la realidad actual.
A partir de ahí es que se debe tratar de aprovechar el impulso que puede generar la firma del convenio con la UE, con lo que consideraron que se podrá profundizar la integración económica entre los miembros del Mercosur.