En la entrega semanal de Emprendedores LN llega hoy la historia de toda una familia que tiene como motor a la madre, Ana Franco. Inspiradas por el amor a la artesanía y la pasión de crear velas aromáticas ecológicas, lo hacían como un pasatiempo y luego fue forjado como negocio a raíz de la pandemia.
Se trata de Anna’s Taller, emprendimiento familiar dedicado a crear velas artesanales y ecológicas a partir de ceras naturales, como lo son la cera de abeja y la de soja, en el taller que lo tienen en la casa, en el barrio Nazareth de Asunción, conforme nos comenta una de las principales protagonistas, Silvana Franco.
Y es que Silvana (27) es prácticamente la cabeza del negocio, ya que –además del emprendimiento– está cursando el último año de la carrera de diseño textil e indumentaria y quien hace gran parte del trabajo a raíz de lo aprendido. Para ver más de los productos, se puede visitar la página en Facebook como Anna’s Taller e Instagram como @annastaller.py.
Almas creativas
“En realidad somos un equipo y una familia trabajando juntos en crear y hacer crecer este negocio. Somos almas creativas, cada una tiene su actividad, además de sus estudios y trabajos”, comenzó la historia Silvana.
Del emprendimiento forman parte ella, Silvana; la mamá, Ana; los hermanos, Esteban, María Sol, y Viviana, cada uno con rol especial a más de sobrellevar sus propias actividades cotidianas.
Al tiempo de mencionar que llegan a los hogares a través de sus velas para ambientar con aromas dulces, proporcionar un haz de luz y calor en los rincones para abastecer de un toque especial en el ambiente, lo cual vino bien durante la cuarentena cuando se estuvo encerrado por mucho tiempo.
Si bien asintió que el negocio en esencia sigue siendo un pasatiempo, pero ahora lo están realizando con mucha responsabilidad y pasión para cumplir y sorprender con los pedidos que tiene, ya que es un trabajo que los relaja y satisface a la vez.
El emprendimiento es ecológico, como lo anticipó, ya que los productos lo entregan en bolsas de tela que se pueden reutilizar, las cuales las realiza también Silvana.
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Tipos de vela
Las velas son realizadas con cera de abeja virgen y estampada. Cuentan con una colección denominada “Regina”, una de las primeras velas del tipo pilar, que viene incluso con la textura del panal de abeja y con aroma a dulce miel, en combos de tres por G. 20.000, estéticamente envueltas en una bolsita ecológica elaborada también en el taller.
Luego están las velas en recipientes de cerámica, vidrio y madera, que también son de cera de abeja virgen. Estas tienen precios distintos según el tamaño, pero van desde G. 30.000.
Por último, están las velas de cera de soja, estas vienen en recipientes de cerámica, con el valor agregado de que están hechas por artesanos locales, y también puede escogerse en vidrio con variedad de aromas a escoger. El precio varía según el tamaño, que puede ser desde G. 60.000.
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Recarga
El taller también dispone del servicio de recarga; es decir, se puede llevar los envases vacíos, sean de la casa o no, y lo recargan con la cera y el aroma que más gusten a los clientes.
Es así que los productos están dirigidos para los amantes de las velas, los aromas y que, además, les encante cuidar del medio ambiente y, por qué no, a aquellos que quieran aprender y empezar a sentir las sensaciones mencionadas antes con el uso de las velas aromáticas.
La diferencia de las velas de Anna’s Taller es que son especiales, ya que están hechas con amor, pasión y a base de materias primas vírgenes y ecológicas, por las manos de toda una familia de emprendedores, que trabajan a la par con artesanos y productores de miel, de quienes adquieren la cera de abeja que no la utilizan.
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Emprender en pandemia
Si bien la actividad de las velas siempre fue un pasatiempo para la familia de Silvana, fue justamente la pandemia la que la empujó a realizar este emprendimiento como negocio familiar, ya que era más una pasión que deseaba compartirla con los demás, más allá de las dificultades que la pandemia podría causar.
Lo que sí costaba un poco era obtener la materia prima a tiempo, que fue lo que más les complicó por la situación de la pandemia, pero lo más difícil de emprender es ser constantes, aseveró. Ya que, como todo emprendedor, debe de hacer de todo para dar a conocer los productos y llegar a los clientes, ya que muchas veces les es difícil mantener el mismo ritmo de compartir en las redes sociales las novedades, a la vez crear los productos, buscar nuevas ideas, comprar la materia prima, realizar las entregas, todo.
“Entregamos todo de nosotros en cada pedido que tenemos, queremos siempre entregar productos de buena calidad y que reflejen el cariño puesto en cada uno”, agregó la emprendedora.
Proyecciones y metas
En cuanto a la aceptación del producto, ya que no se trata precisamente de un rubro de primera necesidad, Silvana mencionó que desde un principio recibieron buenas reacciones y que a pesar de la pandemia pudieron sentir el apoyo de todos.
Lo lograron gracias a que mantuvieron los precios adecuados al contexto de crisis de la pandemia y buscan siempre crear cosas nuevas y creativas, respetando el medio ambiente para sorprender y alentar a los clientes a comprar productos naturales y artesanales.
En ese sentido, al ser un trabajo manual y ecológico, reconoció que el mismo está siendo valorado cada vez más y que existen más personas dispuestas a pagar por lo que está hecho a mano y, por sobre todo, un producto nacional.
Por todo ello, la meta de Anna’s Taller es la de seguir creciendo, sorprender con nuevos productos, lograr llegar a más hogares y que pueda perdurar y ser sostenibles y sustentables en el tiempo.
Mensaje de esperanza
Y antes de cerrar la entrevista, Silvana quiso transmitir e inspirar a más personas a mantener la esperanza y la fe a flor de piel, haciendo lo que a uno le gusta.
“Debemos saber esperar con paciencia llegar a la meta, con mucha tranquilidad, más sabiendo que ponemos nuestro corazón y alma. Es un camino largo y muchas veces difícil de lograr, pero no hay que rendirse ante los problemas, la competencia, las adversidades y los fracasos”, recomendó.
Por último, subrayó que la recompensa al final del camino valdrá siempre la pena, más aún cuando se pudo lograrlo haciendo lo que se disfruta y apasiona, precisó.