Por Diego Sanabria.
diego.sanabria@gruponacion.com.py.
De seguro hay muchas historias, acciones y emprendimientos que nacieron durante la pandemia, algunos han logrado avanzar y otros lastimosamente se quedaron por el duro camino de este complicado 2020.
Esta vez, en el espacio “Emprendedores LN” traemos otro testimonio impulsado por la fuerza que impulsa Dios, el amor a lo que uno se dedica, de seguir luchando por mantenerse como un creador nato, como lo es aquel que emprende una idea.
Así nació El Brasero de la mano de Natalia Borgognon, quien era y sigue siendo propietaria de una empresa de catering, pero que al igual que muchas otras debió suspender sus actividades y reinventarse, no sin antes haber pasado por una serie de acontecimientos.
Antes de arrancar con los detalles, citó: “No se preocupen por el día de mañana, pues el mañana se preocupará por sí mismo. A cada día le bastan sus problemas”, que es una cita bíblica de Mateo 6:34; la cual, según sostuvo, se aplica mucho a lo que estamos viviendo hoy. “No sabemos lo que va a pasar mañana”. “Comenzamos en el 2003 en la cantina de una discoteca, siempre me gustó la comida y cuando se abrió la carrera de técnico en gastronomía en el IGA, decidí ingresar y fui parte de la primera promoción”, inició Natalia, emocionada, su relato.
Señaló que luego la mamá de su esposo, quien administraba una cantina en un colegio, decidió cederles el negocio y comenzaron a incursionar en ese rubro. “En ese tiempo ya hacíamos nuestras propias empanaditas, sándwiches de diferentes tipos y mucho más. Comencé a recibir pedidos de comidas, recuerdo que mi primer evento fue una primera comunión y hace poco le hicimos la fiesta de 15 años a la nena”, destacó de aquella primera fase.
Otro gran paso
“Una de las primeras cosas que compramos fue la amasadora para realizar las masas para las empanadas y así fuimos creciendo poco a poco. En un evento coincidimos con los dueños de la empresa Zamphiropolos, quienes nos propusieron administrar la cantina que tenían y así dimos otro paso. El comedor abría de 5:00 a 22:00” mencionó.
Agregó que luego de un tiempo fueron contactados por los representantes de la fábrica de Alex SA, quienes les pidieron para que trabajaran para la firma.
“Ese fue un paso grande, ya que el ritmo era diferente, teniendo en cuenta que en 10 minutos debían estar servidos los dos comedores que tenían para el personal de fábrica y administrativo. Tuvimos que hacer una inversión muy grande, ya que el sistema era diferente a todo lo que habíamos hecho. Sonaba un timbre y salían 350 personas que debían almorzar y descansar en 45 minutos”, detalló.
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Agregó que tenían 10 minutos para hacer ese trabajo, el servir los platos que en principio eran de 400 gramos, según el acuerdo al que habían llegado con la empresa, pero luego pasó a 700 gramos y tuvieron que adaptarse. “Finalmente no aguantamos porque el trabajo era inmenso y no ganábamos dinero por diversos factores, ya que lo que facturábamos nos alcanzaba para pagar el préstamo que habíamos realizado en maquinaria y el personal, por lo que tuvimos que retirarnos”.
Añadió que todo el equipamiento que uno adquiere de un emprendimiento gastronómico que no te salga bien, no hay forma de revender a buen precio, por lo que tuvieron que liquidar gran parte de lo que habían adquirido.
2019 complicado
Natalia destacó que siempre ofrecieron soluciones a las empresas que contactaban sus servicios porque se acomodaban a sus necesidades. “Trabajamos con grandes empresas en el servicio de catering por mucho años, pero siempre mantuvimos la cantina del colegio”, resaltó.
Acotó que en su mejor momento llegaron a ser 24 personas las que trabajaban en el emprendimiento, pero desde el 2019 los eventos se fueron reduciendo, incluso este 2020 arrancaron con 10 colaboradores y en este momento se encuentran con 5.
“El año pasado hasta los clientes fieles redujeron sus gastos y eso afectó al negocio. No obstante, este 2020 había iniciado con fuerza, ya que comparando enero contra enero del 2019, nuestro volumen de producción fue muy bueno, pero finalmente llegó la pandemia”.
Cancelación de todos los eventos
“Ese día que se decretó la cuarentena total, tenía 5 grandes eventos para ese fin de semana, todos fueron suspendidos. Nos quedamos sin nada, entonces seguimos dando almuerzos, pero se redujo en un 90%”, comenzó relatando.
Indicó que tuvo que suspender a su personal (todos tenían IPS), ya que no tenía posibilidad de aguantar el suelo.
“Gestioné el crédito COVID-19 del BNF y les prometí que no les iba a abandonar. En ese momento me sentí desesperada, pero soy muy creyente y creo que Dios siempre hace las cosas para bien. Hay días que cuesta, pero seguimos adelante. Me pasaron dos cosas en este tiempo”, dijo.
El incendio inesperado
“En ese tiempo (hace unos meses), hacía varias cosas para sobrevivir junto con algunos de mis empleados, como canastas para el Día de la Madre. Para el 15 de mayo tenía 45 pedidos, esa noche que estábamos preparando todos los pedidos eran horneados, excepto uno que nos pidió las empanadas fritas. Ya entrada la madrugada, decidí prender la freidora y me olvidé de ella, en unos minutos el local se estaba incendiando”, contó.
Señaló que tuvieron que llamar a los bomberos y que quedó destrozada y llorando por la tragedia.
“A las 3:00 fui hasta mi casa y le desperté a la señora que me ayuda. Le pregunté dónde estaban guardados los rellenos para las empanadas y le conté lo que sucedió. Se puso su saco y me dijo que íbamos a comenzar de cero. En media hora, todo el personal que había trabajado conmigo estaba cocinando en mi casa. Para mí es algo invaluable e impagable. Terminamos de entregar las 45 canastas que tenía pendientes. Al culminar, tenía dinero en el bolsillo que había cobrado a quienes hicieron sus pedidos y quise repartirlos con mis colaboradores, pero ninguno quiso recibir y terminamos abrazados y llorando luego de todo lo que sucedió. Una de ellas me dijo que si ese incendio no nos venció, nadie lo va a hacer, y en ese momento decidimos definitivamente dedicarnos para lanzar el nuevo producto”.
El nacimiento de El Brasero
“Los dueños de Tatakua son muy amigos míos y siempre hablamos, por lo que un día nos reunimos para ver qué podíamos hacer para salir de ese momento tan malo. Ellos conocían mis productos, entonces nos sentamos a pensar cómo reinventarnos. Como siempre me adapté a mis clientes, planteé la idea que tenía hace tiempo que era elaborar la base de guiso congelado”, describió.
Comentó que se trata de un producto que no había en los supermercados ni tiendas de conveniencia. “Así nació la idea. Como siempre tuve comedor y el guiso de arroz de carne o pollo era y es un menú infaltable. La base de nuestro guiso es carne de lomo, cebolla, locote, tomate y zanahoria. Cada paquete sirve para 5 personas, uno solo debe agregarle agua y el arroz o fideo; incluso otras verduras o vegetales de acuerdo al gusto que tiene cada familia. Hay tantas versiones del guiso, pero nosotros ofrecemos la base lista para que una comida esté en la mesa en 10 minutos”, detalló.
Acotó que elaboraron la etiqueta y obtuvimos los permisos para comercializar. “Una semana después de haber lanzado, la cadena Fortis se comunicó con nosotros pidiendo nuestros productos. También estamos en Casa Rica y en poco tiempo ingresaremos en 5 locales de Biggie”, dijo.
Natalia precisó que hoy tienen una capacidad de producción de 150 unidades por día, pero están elaborando dos veces a la semana, ya que se trata de un producto que la gente aún no conoce, pero que puede ofrecer soluciones inmediatas a las familias paraguayas.
“Queremos promocionar el producto y que la gente conozca las bondades que tiene. 25.000 guaraníes es su precio y alcanza para 5 personas”.
Comentó que el nombre El Brasero surgió en la primera ocasión que nos sentaron a pensarlo. “Fue una de las primeras opciones y se quedó de una. El guiso hecho en brasero es muy diferente a las cocinas eléctricas de hoy”.
Finalmente, sentenció que su plan es darle vida a este producto. “Es el que más satisfacción me dio en toda mi carrera porque lo creé de cero y siento que no todo está perdido. Creo que esta pandemia sacó lo mejor de cada uno de nosotros en todos los aspectos. El trabajo de catering que hacía me daba muchas satisfacciones, pero también sacrificaba muchas cosas. Ahora puedo administrar mejor mi tiempo y sobre todo porque creo que es lo que siempre quise, un producto hecho con amor y que esté en todos los hogares”.
En cuanto a las acciones que ofreció el Gobierno durante la pandemia para contener a los emprendedores, respondió que el crédito que había solicitado al BNF se demoró mucho en ser aprobado.
“Es una lástima porque a mucha gente no le llegó la ayuda. Varias de las personas que trabajaban conmigo por decisión propia, salieron y hoy están trabajando en otros rubros como albañilería, pero siempre tengo la fe de cuando las cosas mejoren para nosotros, regresen, ya que las puertas siempre están abiertas para ellos”, finalizó.
Como había señalado Natalia, los productos se encuentran en las góndolas de Fortis y Casa Rica, así como en poco tiempo en las tiendas de Biggie. Cuenta con redes sociales tanto en Facebook como Instagram, como “elbraseroparaguay”.
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