Para el presidente de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), Héctor Cristaldo, las acusaciones de que los cultivos de soja sean causante de la sequía actual que aqueja al país son sin fundamentos, ya no se basan en ningún dato científico o alguna investigación que lo demuestre.
“Esto es un razonamiento simple, hay que mirar si los que dicen que la soja tiene incidencia en la sequía lo dicen con algún respaldo o fundamento, pero hasta el momento todas las acusaciones son con un tinte solo acusador y no se basan en datos”, expresó el productor.
Señaló que si se miran las estadísticas climatológicas, lo que sucede actualmente es un fenómeno cíclico natural, como se da en el mundo al igual que las grandes inundaciones, lo cual se da por un mayor flujo de calor o calentamiento del océano Pacífico, cuya injerencia se había detectado con una relación con los fenómenos ya sea del Niño o la Niña.
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En ese sentido, recordó algunos episodios como el tornado que arrasó Encarnación el 20 de setiembre 1926, del cual hay registros y fotos, al igual el de 1983, cuando Pilar también quedó con destrozos y pérdidas por el desborde del río Paraguay.
Y así también se dieron las situaciones de sequía como la de 1948, una de las más fuertes, seguida del ’73 y ’78, este último que ya le tocó vivir a Cristaldo, cuando incluso las cataratas del Yguazú quedaron absorbidas por la sequía.
Por lo tanto, las intenciones no tienen una relación lineal, y se convierte en un simplismo básico que no se sostiene, y se debe aprender que existe una retrospectiva histórica de los ciclos, como el que se está viviendo ahora con La Niña, luego de 8 años, y con la última más fuerte inundación en el 2015, para después mantenerse en los promedios normales, acotó Cristaldo.
¿Qué pasa con Paraguay?
Y para entender un poco más acerca de los fenómenos climáticos, LN también conversó con el ingeniero Norman Breuer, Ph.D., profesor investigador científico, asociado en el Centro de Tecnología Apropiada (CTA-UCA) de la Universidad Católica y del Programa Nacional de Incentivo a los Investigadores (PRONII), quien explicó que Paraguay está atravesando por tres situaciones.
No sin antes validar que la sequía es un fenómeno cíclico, y que es el primer punto que hay que entender, lo cual se demuestra con los antecedentes ya comentados anteriormente por Héctor Cristaldo.
“En primer término, estamos en medio de una sequía de escala continental, lo que significa, que desde el suroeste del Amazonas, pasando por el Pantanal de Mato Grosso del Sur, Bolivia, Paraguay, Corrientes y Córdoba de Argentina, todos estamos con un déficit hídrico grave hace aproximadamente un año”, indicó.
El segundo factor es que Paraguay, también está atravesando por el fenómeno de El Niño - Oscilación Sur (ENOS), que es un patrón climático recurrente e implica cambios en la temperatura de las aguas en la parte central y oriental del Pacífico tropical.
“Dentro de este fenómeno ENOS estamos en la fase llamada La Niña, que es causada por un enfriamiento de las aguas en el océano Pacífico tropical, que es lo que crea las condiciones perfectas de altas temperaturas, baja humedad y altos vientos, que hace que todo sea más propenso para los incendios, a más de la inconciencia de mucha gente que los provoca”, amplió.
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De esta manera, ENOS afecta directamente a la distribución de las precipitaciones en las zonas tropicales, por lo que tiene una fuerte influencia sobre el clima en los otras partes del mundo, y El Niño y La Niña son las fases extremas del ciclo ENOS, que hasta ahora, no se entiende aún cuáles son las causas de estos cambios en el ciclo ENOS, según un artículo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Argentina.
En tercer término, el especialista en agroambiental, mencionó al fenómeno global de cambio climático, causado por los países industrializados que queman indiscriminadamente combustibles fósiles desde hace unos 250 años.
Ecosistemas más resilientes
Así, Breuer mencionó que incluso existen estudios recientes que muestran la poca relación entre el cambio del uso del suelo en el Chaco, y el caudal de los riachos, ya que la retroalimentación de la tierra a la atmósfera, es relativamente pequeña, comparado con los tres grandes fenómenos descriptos.
Por otro lado, afianzó a la vez que algunos ecosistemas son más resilientes al fuego que otros, un incendio en un cerrado o en un palmar preocupa menos que un incendio en el Bosque Atlántico en Alto Paraná.
Por último, aseveró acerca de la incidencia del fuego y los incendios en la salud pública, por lo que es una situación muy preocupante y se le debe dar la importancia adecuada, de modo a concienciar a la ciudadanía sobre las quemas urbanas y periurbanas que están provocando mucho daño, y lo más reciente con las pocas lluvias, más el cambio de viento a sur y por sobre todo la airosa labora de los bomberos, están ayudando a mitigar el impacto, concluyó Breuer.