En la nueva entrega de Emprendedores LN llega la historia de una joven emprendedora, Maura Barreto Segovia, de 30 años, quien es licenciada en turismo y se dedicaba a asesorar y vender viajes en su agencia, Alas al Viento, pero con la pandemia tuvo que desviar un poco el trayecto y sumar otro destino.
Cuando empezó la pandemia la agencia quedó totalmente paralizada por las restricciones impuestas por el Gobierno para contener la expansión del virus, por lo que Maura, ante la necesidad de generar un ingreso económico, aprovechó su experiencia en ventas y marketing online, así como su interés en la moda, para incursionar en la venta on line de prendas.
Así surgió Yo quiero - Alas al Viento. El emprendimiento inició como una tienda online de ropas, pero luego se diversificó y ahora vende de todo, desde alfajores artesanales, tableros didácticos, calzados, hasta prendas para hombres.
Mauri, como la conocen familiares y amigos, remarcó que la sección de mujeres y niños está más potenciada y enfocada tanto para minoristas como mayoristas, e invitó a conocer más su emprendimiento a través de las redes, en Instagram @yoquiero.alasalviento y en Facebook Yo quiero Alas al viento. También está disponible la línea de Whatsapp (0961) 353-189, donde se pueden consultar precios y pedir referencias, además, realizan envíos a todo el país.
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Ni título, ni 5 felicitado
“Definitivamente, ningún título universitario enseña a ser emprendedor y mucho menos empresario, y tampoco ser alumno 5 felicitado asegura el éxito. Hay que luchar cada día por lo deseado, aunque la mayoría de las veces no salen las cosas como lo planeado. No estoy donde quiero estar, pero me siento muy orgullosa de lo ya logrado, así que un día a la vez”, expresó.
Como ya viene emprendiendo desde hace un tiempo, Mauri aseveró que hacerlo no es fácil en cualquiera de los rubros, y que cada día es un gran desafío, de mucha lucha y perseverancia, al tiempo de afirmar que no lo hubiera logrado sin la ayuda de Dios, su familia y algunos contados amigos.
La emprendedora está deseosa de volver pronto a su profesión y la agencia Alas al Viento, ya que le apasiona concretar los sueños y las ilusiones de sus pasajeros y clientes, a más de reencontrarse con colegas en los eventos y capacitaciones del rubro. Para ella, la suma de todo le seguirá forjando su crecimiento personal y profesional.
En dicho punto, Mauri no dudó en agradecer a sus clientes fieles, que ya apostaron antes en su trabajo y asesoría, para volverlo a hacer actualmente en el nuevo emprendimiento Yo quiero- Alas al Viento.
Sostenerse en pandemia
El turismo es uno de los rubros más afectados por la pandemia. Desde el inicio y probable hasta el final será uno de los más golpeados, atendiendo a que aún persisten ciertas limitaciones para quienes lo realizan.
LN consultó con Mauri cómo logró sostenerse y no decaer durante todo este tiempo, a lo que ella respondió que la pandemia la encontró bastante desconcertada, ya que es una situación para la que nadie estaba preparado.
Reveló que el panorama es, hasta hoy, bastante incierto aún para el rubro, pero aclaró que existe una pequeña luz de esperanza tras la noticia de que podría estar próxima la fecha de apertura del aeropuerto y las fronteras.
En lo que respecta a las ventas, dijo que están mejorando, ya que al principio las personas solo optaban por los productos necesarios, como pijamas, alcohol en gel y tapabocas. Sin embargo, hoy la gente ya vuelve a salir tomando las medidas sanitarias necesarias contra el virus.
En este contexto, Mauri recalcó que desde Yo quiero - Alas al Viento están totalmente en empatía por la situación económica y que disponen los productos a precios muy accesibles.
Arriesgarse antes que dejarse caer
La emprendedora asintió que por la incertidumbre del contexto le costó animarse a invertir un capital sin tener la certeza de recuperarlo, a más del miedo a la exposición social para realizar las compras de las mercaderías, y que luego debía inspirar confianza en los clientes para poder recibir los pagos antes de realizar los envíos.
En ese sentido, y ante la consulta de si el rubro o la actividad pudo ser un escape ante la crisis de la pandemia, afirmó que por el momento, atendiendo el alcance que tiene la tienda, se cubren los gastos fijos. Pero, por la confianza y el apoyo de los clientes que apuestan por su marca, está interesada en mantener la tienda en línea en el futuro, como un negocio paralelo, una vez que se retomen las actividades en el área del turismo con los viajes, acotó.
Una vez más, agradeciendo a Dios y a la organización financiera que forjó desde sus inicios, Maura no tuvo que recurrir a ningún crédito, pero sí tuvo que invertir sus ahorros que definitivamente tenían otros fines. “Lastimosamente, nuestro rubro no tuvo apoyo financiero de parte del Gobierno, ni acceso a posibilidades de préstamos para sobrellevar esta dura situación”, aquejó.
A su corta, pero intensa trayectoria de microempresaria, ya descubrió que la vida es dura y que quizás, pese a tener que empezar de abajo las veces que sea necesario, hay que tener garra para recoger los pedazos, fortalecerse y dejar bien sólido el terreno, ya que edificar todo el gran proyecto que se tiene en mente no es tarea sencilla, pero a la vez, y al final, es sumamente gratificante, sumó.
La mayor riqueza, el placer de un cliente satisfecho
“Todo, pero absolutamente todo vale la pena, hasta el peor día, no olvides ese día que dijiste que ya no podías, y pudiste al final. Que nada haga cambiar la meta, los sueños, el motivo de inspiración de todos los días, porque la mayor riqueza de un emprendedor no es el dinero, sino el placer que brinda a cada cliente satisfecho”, dijo inspirada.
Por todo ello y por su experiencia, alentó a todos los emprendedores a no dejar de soñar, a salir de lo cómodo o de la zona de confort y que confíen en sus capacidades y talentos. A la vez, aprender a tomar una situación adversa como un aprendizaje, una oportunidad de conocer y experimentar nuevas formas de negocios e incursionar en nuevos emprendimientos, de reinventarse para salir de este desafío, renovados y más resilientes.
Mauri compartió de esta forma su historia con LN, no sin antes mencionar la importancia de la honestidad, la empatía y la solidaridad, a valorar las cosas importantes de la vida y recordar que los viajes y los sueños no se deben postergar. “Hemos aprendido que la vida y la salud no deben tomarse por seguro”, concluyó.