La vida tiene muchos saltos y muchas veces cada dificultad para escalar son las piezas de algo que va sumando, como lo es el caso de María Lourdes Arca de Olmedo, que con 44 años es esposa, madre y emprendedora de Ángeles Cocina, cuya historia acercamos hoy en una nueva entrega de Emprendedores LN.

Para conocerla de cerca, se puede visitar sus dos páginas en Instagram, la sección salados en @angelescocina_ y los dulces en @angelescocina_bakery.

“El único estudio que tengo es primario, pero la vida fue mi colegio y universidad, me fui formando con coraje, valores y humanidad para llegar a ser quien soy hoy: una mujer que sabe dar pelea a las dificultades y ver siempre el lado bueno, todas las dificultades las tomo como aprendizaje de vida”, inició la entrevista María Lourdes.

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Lo que hace 13 años empezó con una pequeña parrilla y la venta de asaditos, logró consolidarse con servicios de catering. Foto: Gentileza.

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Historia e inicios

Antes de avanzar con lo del emprendimiento, realizó una breve reseña de su vida para entender cómo fue forjándose. A los 10 años quedó huérfana de madre y desde pequeña le gustaba la venta, de lo que se dio cuenta ya que en su casa funcionaba una panadería y ya traía afinidad a la cocina.

Recordó episodios pícaros, como que a escondidas siempre agarraba una bandeja de bollos y medialunas para salir a venderlos por el barrio. Pero luego de la muerte de su madre le tocó recorrer muchos hogares y así fueron formándose sus sueños e ideales de algún día llegar a formar un hogar y una familia.

El emprendimiento de Ángeles Cocina nacía hace 13 años con una pequeña parrillita para vender asaditos frente a la casa a raíz de una necesidad y gracias a un pequeño préstamo de su hermano, Diego Arca, ya que en aquel entonces su esposo trabajaba como reportero gráfico en el diario La Nación, con lo que cubría los gastos básicos de la casa, la que quedaba a cargo de María Lourdes, quien sentía la necesidad de también hacer algo.

Todo marchaba muy bien, con las actividades y eventos a los que podía prestar el servicio de catering, hasta que llegó la pandemia. Foto: Gentileza.

Pero su motivación más fuerte, a más de las ganas de salir adelante, fue la urgencia de una cirugía que necesitaba su hijo, lo que le dio valor suficiente para empezar su pequeño negocio, que con el tiempo poco a poco fue creciendo y agregando más servicios, llegando a realizar servicio de catering para eventos, tanto salados como dulces, con lo que hoy Ángeles Cocina es toda una microempresa familiar culinaria.

Y el origen del nombre de Ángeles Cocina se debe a que ña Lou, como la llaman algunos clientes, mientras otros le dicen señora Ángeles, es que siempre sintió que hubo ángeles en su vida cuidándola, a más de que su mamá también se llamaba Ángela, quien para ella siempre fue su principal ángel.

Negocio familiar

Hoy el negocio es netamente familiar, donde cada uno ayuda en lo que puede, su esposo y ella realizan las compras y cocinan, su hija mayor maneja las redes sociales y los hijos varones se ayudan entre todos para mantener en orden la casa, de modo de organizarse mejor.

En cuanto a las dificultades que le tocó atravesar este año, sin duda la pandemia movió las piezas de sus proyectos, ya que estaba en un momento feliz a punto de cumplir un mes en el comedor del colegio San Francisco de Asís, que era uno de sus desafíos y sueños más grandes, iniciativa en la que depositó toda su esperanza a más de una importante inversión, ya que estaban seguros de que sería un gran año.

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“Era una oportunidad única y la confianza depositada en mí de parte de las Hermanas Hijas de la Misericordia, ya que también soy miembro del Grupo Misioneros de la Misericordia, y en marzo, realizando compras para los preparativos para lo que sería el festejo de nuestro primer mes, se dio la noticia del encierro de la cuarentena, quedándonos así sin ninguna oportunidad de trabajar y con grandes deudas”, lamentó la emprendedora.

Así, con las restricciones aplicadas en principio se cerraron todas las posibilidades de seguir solventando los gastos financieros y familiares. Un tiempo después, ya a punto de la desesperación, una luz de esperanza le abrió la posibilidad de poder trabajar como cocinera en un hogar, pese a que no alcanzaría para cubrir deudas, al menos podría alimentar a su familia.

“Estuve así 4 meses hasta que por problemas de salud, fruto del estrés causado por el conjunto de obstáculos entre pagar deudas, ser madre y trabajadora fuera de casa casi tiempo completo, llegué a un colapso, pero una vez más, tomando fuerzas, volvimos a empezar en casa”, seguía contando María Lourdes.

Tras cerrarse la oportunidad de seguir con el comedor de un colegio que había iniciado este año, se volcó en las redes sociales con ayuda de su hija. Foto: Gentileza.

Tuvo que reinventarse

Actualmente, ya con la ayuda de su hija, quien desea terminar la facultad, tomó la posta de utilizar las redes como medio de promoción de los servicios, y así se reinventaron y acomodaron a las medidas sanitarias, ya que el sector gastronómico fue uno de los más afectados por las restricciones, sin precedentes. Entonces empezaron a trabajar de vuelta a puertas cerradas mediante los servicios de take out o pasar a buscar y el delivery, tomando los pedidos vía WhatsApp y cuidando higiénicamente cada detalle del protocolo, precisó.

Es así que, ahora, Ángeles Cocina ofrece de martes a domingos un menú de cena con hamburguesas, lomitos y chivitos, debido a la situación actual agregaron una porción de papas fritas, buscando brindar más por un menor precio, de modo de disfrutar de un momento agradable en familia.

Los domingos cocina asado con un amigo, Cristhian González, quien es decorador y con quien ya realizó muchos eventos juntos, y ahora se unieron, ya que dicho rubro también fue afectado por la pandemia.

La gama de opciones también incluye tortas bajo pedido, de acuerdo al gusto del cliente, y la premisa de Ángeles Cocina es no repetir los diseños, de modo que cada torta sea personalizada y especial para cada cliente. Por supuesto, los postres no pueden faltar, y esta temporada decidieron agregar detalles con frases motivadoras a sus productos con la idea de transmitir palabras de aliento o algo positivo que alegre el día a todos.

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Fuente de ingreso

No está demás mencionar que todos los productos son hechos con insumos de calidad y elaborados artesanalmente evitando los químicos y conservantes. No obstante, a la hora de fijar precios, se acomodan a la situación, en los salados hay opciones desde G. 10 mil hasta G. 25 mil, los asados de los domingos a G. 25 mil por porción con mandioca, salsita y ensalada, mientras que las cosas dulces desde G. 5 mil.

Por lo tanto, el rubro culinario, si se lo realiza bien, definitivamente es una buena salida laboral, ya que actualmente el negocio es la única fuente de ingresos de la familia de María Lourdes, que tiene 6 miembros con su esposo César, sus 4 hijos; Ángela, quien va a la universidad, Ángel y David van a la secundaria; Daniel, aún en la primaria, y ella, la mamá, esposa, cocinera, emprendedora y microempresaria.

María Lourdes tiene una premisa personal, no le gusta decir “no puedo”, sino al contrario. “Todo creo que se puede mientras tengamos vida y creo que la peor enfermedad que existe es no creer en uno mismo, eso es algo que nadie puede darte, ni regalar ni comprar. Te debe nacer del alma, así que cree en ti, yo puedo, tú también puedes, todos podemos”, se despidió María Lourdes.

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