En la década pasada, uno de los temas más estudiados y discutidos en el mundo de los negocios ha sido la definición y el uso del propósito como herramienta de motivación e inspiración en la empresa, sostienen desde Red Hat Latinoamérica.
Para la mayoría de los profesionales, tener un empleo ya no es suficiente. Lo importante es trabajar por algo más importante, significativo y que repercuta positivamente en la sociedad, que permita crear un futuro mejor para todos.
El propósito, sin embargo, debe ir mucho más allá de algo meramente individual. La misma organización, independientemente de su tamaño o rubro, debe abrazar un propósito propio, una razón que impulse a sus empleados a buscar, a crear algo de importancia, de gran alcance e impacto que trasciende las fronteras de la empresa.
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En esta línea, modelo open source es un claro ejemplo de cómo la pasión y el propósito generan las condiciones ideales que activan la innovación en la industria de la tecnología de una manera sin precedentes.
Los colaboradores, a través de las comunidades, invierten su tiempo y comparten experiencias y conocimientos para crear un mejor software libre y de código abierto sin las limitaciones y la exclusividad del modelo de desarrollo del software propietario.
Una investigación a cargo de Harvard Business Review y el EY Beacon Institute ha demostrado que las empresas que esgrimen propósitos específicos crecen más rápido. De las organizaciones encuestadas, el 58% de las que tenían un propósito claramente definido habían crecido un 10% o más en los últimos tres años, en comparación con solo el 42% de las empresas cuyo propósito no se comunicaba ni comprendía del todo bien.
Como parte esencial de lo que conocemos como las Open Management Practices –literalmente, Prácticas de Gestión Abierta– el propósito debe construirse en colaboración y fomentarse con cada pequeña acción dentro de la organización. Las personas se motivan a dar lo mejor de sí cuando se conectan con algo más grande que ellas mismas. Los Open Leaders –término en inglés referido a los directivos que implementan prácticas de gestión abierta– estimulan constantemente esa conciencia al conectar a sus empleados con el propósito de la empresa.
La gestión abierta muestra que el mejor método para fomentar el propósito es compartir los objetivos con el equipo, que exista transparencia en la forma en que las actividades diarias de cada empleado se alinean con el propósito superior de esa organización, además de fortalecer constantemente la misión, la visión y la estrategia de la empresa.
La búsqueda de un propósito compartido no deja margen para descuidar o subestimar la necesidad que tienen las personas de comprender el “por qué” de las situaciones o de querer aportar sus ideas en diversos asuntos. Necesitan sentir que verdaderamente forman parte de algo más grande y que son valoradas. La gestión abierta, que estimula la participación y divide el proceso de toma de decisiones, cumple bien esta función que debe practicarse a diario.
Además de ser indispensable para activar el engranaje interno, el propósito también es una referencia muy importante para el posicionamiento de la empresa en el mercado. Por eso, también es fundamental compartir ese propósito con el público externo. El propósito es el “por qué” realizamos algo de manera consciente. Guía las acciones de la organización y orienta la toma de decisiones. El propósito compartido es y será siempre la clave del éxito colectivo de cualquier organización.
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