Conforme a un reciente informe del Grupo Banco Mundial (BM), publicado en su blog, las mujeres obtienen importantes beneficios económicos con el aumento del comercio, es decir, que el mayor flujo de la actividad comercial ayuda a disminuir la brecha salarial que existe entre hombres y mujeres.
Así lo describe el artículo, ya que los países que están abiertos al comercio internacional tienden a crecer más rápido, a innovar, a mejorar la productividad y a brindar ingresos más altos y más oportunidades a su población y en los países más abiertos al comercio, los niveles de igualdad de género son más elevados.
“En los últimos 30 años, el comercio ha sido el motor de la reducción de la pobreza. En este informe se muestra que, si se implementan las políticas adecuadas, el comercio también puede impulsar la reducción de la brecha de género”, expresó en la publicación Mari Pangetsu, directora gerente del BM.
En este sentido, la directora explicó que el comercio puede ampliar el rol de las mujeres en la economía, a más de reducir las desigualdades latentes con los hombres, brindándoles más y mejores oportunidades de empleo, por lo que aprovechar tales oportunidades será incluso más importante en el mundo posterior al COVID-19.
En cuanto a los principales resultados del estudio, el BM señala que las empresas que forman parte de las cadenas de valor mundiales emplean un porcentaje de mujeres más alto, un 33% frente a las que no forman parte de dichas cadenas, que sería un 24%.
Apertura comercial
Es así que cuanto más los países se abran al comercio global, la proporción que corresponde a las mujeres en los salarios del sector de manufacturas aumenta en promedio 5,8 puntos porcentuales. Asimismo, cuando las mujeres trabajan en sectores con alto nivel de exportaciones, es más probable que estén contratadas formalmente, y un empleo formal implica mejores beneficios laborales, capacitación y seguridad laboral.
Otro dato interesante del reporte es que los aranceles correspondientes a productos de consumo específico de las mujeres son más altos que los que se aplican a los productos para hombres. Solo en el sector textil, por ejemplo, los aranceles sobre ropa de mujer son US$ 2.770 millones más altos que los de hombres, una brecha de consumo que creció alrededor de 11% en términos reales entre el 2006 y el 2016, una desigualdad que puede perjudicar a las mujeres consumidoras en todo el mundo, señala.