Tantas son las historias de sectores y personas que se quedaron sin rubro, sin poder trabajar y sin poder hacer lo que les apasiona, que seguimos contando historias de emprendedores que, impulsados por la pandemia, dieron un giro a su vida y se volcaron a actividades impensadas para poder subsistir.
Hoy, en Jóvenes emprendedores de LN, acercamos la experiencia de María José Gauto Llano, quien trabajó durante 12 años en la decoración de eventos y ahora, por efecto del virus pandémico, comenzó a crear huertas urbanas.
María José, que denominó a su emprendimiento “Huerta en Casa”, es estudiante de Marketing del cuarto semestre. Contó que todo surgió durante una conversación con su mamá y su marido, a finales de abril más o menos, cuando ya hacía un mes del brote de COVID-19 que paralizó a gran parte del país. “Había que reinventarse, buscar un alivio”, adelantó.
“Recuerdo que estábamos en casa y entre averiguar cosas para aliviar el estrés de la pandemia, a más de que sea algo saludable, salió el tema de las huertas y de ahí lo de las huertas para espacios reducidos. Al día siguiente le llamé a mi abuela, que sabe muchísimo de cultivos y plantas, y empecé a hacer mis averiguaciones y así empezó, haciendo la primera huerta que fue la mía y me encantó”, expresó.
El negocio consiste en vender huertas para espacios pequeños o para principiantes que se quieren iniciar en lo que es el cultivo urbano. “Yo tengo las planteras y los plantines listos, preparo la huertita según los modelos que ofrezco, el cliente elige la variedad de aromáticas o de medicinales que quiera y yo les llevo a su casa y listo para las comidas diarias”, explicó.
Tomar la decisión
Ante la interrogante de si le costó mucho volcarse a un rubro totalmente ajeno a lo que hacía, mencionó que no lo pensó mucho en realidad, por la primera experiencia con la huerta en su casa que, a más de estar encantada, la distraía y se dio cuenta de que a su hijo de 3 años también le despertaba curiosidad saber de las plantitas.
“Me di cuenta que le interesaba a mi hijo, a más de la idea de sacar algunas a la hora de cocinar, por lo que deduje que a la gente también le iba a encantar, y al contar con el apoyo de mi marido no dudé en comenzar algo nuevo y pasar de decorar casamientos y quince años todos los fines de semana a crear huertas para espacios reducidos”, dijo la emprendedora.
Actividad terapéutica
Sobre la aceptación del producto, María José contó que a la gente le encanta porque en realidad es algo terapéutico, tanto para ella cuando prepara sus plantines como para sus clientes cuando los reciben y tienen que cuidar de su huertita, y llega a las personas a través de su página de Instagram en @huertaencasa.py, a más de las recomendaciones que van surgiendo cliente tras cliente, ya que las huertitas no solo se pueden montar en patios o casas, sino también en departamentos.
Básicamente, son huertitas pequeñas que se procesan en unas bateas de madera, que son ideales para ponerlas sobre alguna mesada o en cualquier rincón de la casa, patio o departamento, porque son huertitas tipo mesa. La emprendedora invita a seguir su cuenta de Instagram, en la que muestra todas las variedades que pueden ser cultivadas, a más de brindar información adicional acerca de las propiedades de cada plantín.
Negocio rentable
Para ella, está resultando un negocio rentable, ya que va en crecimiento, por la tendencia de que las personas se vuelven más conscientes, o por el tiempo que genera la pandemia de quedarse más en casa y aprovechar actividades o espacios que antes no eran tenidos en cuenta, a más de la practicidad y beneficio que implica tener un huerto urbano, cada vez más aplicado, acotó.
Se puede acceder a los huertos urbanos desde G. 100.000, dependiendo de las variedades que el cliente desee, hasta G. 350.000, que ya incluye más opciones, y a los que interesa recomendó estar atentos en la página, ya que en días especiales también cuenta con promociones ideales para aprovecharlos para el Día de la Amistad y obsequiarlos a ese amigo o amiga que gusta de la horticultura.
Mensaje alentador
Para concluir, María José quiso transmitir un mensaje a todas las personas que pasaron por lo mismo, ya que el quedarse sin poder trabajar en el rubro que uno tanto ama es probablemente una de las cosas más duras que puede uno pasar.
“Reinventarse no es tan fácil como suena; al contrario, en mi caso particular fue muy difícil, pero con el apoyo de mi marido, familia y amigas estoy empezando este emprendimiento, y lo más importante que hago es ponerle muchísimo amor y buena onda, buena energía”, recalcó.
Es así que como emprendedora que tuvo que resurgir, aconseja especialmente a los que deseen lanzarse al mundo de los negocios que piensen en algo que les haga bien hacerlo, y por supuesto, ponerle mucho amor y empeño.