Las semillas son un factor muy importante en la producción agrícola, ya que determinan el rendimiento, calidad y éxito de una cosecha. A nivel local, la producción de semillas adquirió mucha relevancia en los últimos tiempos de la mano de la tecnología. De acuerdo con datos del Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (Senave), se cuenta con 136 productores de simientes de diferentes especies, entre los cuales se encuentra el Instituto de Biotecnología Agrícola (Inbio).

Un total de 465 productores de semillas habilitados por Senave, de los cuales 136 tienen sus registros vigentes, mientras que los laboratorios de semillas son 21 y 460 son los comerciantes con habilitación vigente.

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Este rubro emplea de forma permanente a 305 personas, en forma transitoria a 187 y a 72 técnicos e ingenieros agrónomos, según el informe a junio de la Asociación de Productores de Semillas del Paraguay (Aprosemp). El gremio cuenta con 34 socios y solo 29 cuentan con infraestructura de acondicionamiento, 20 con secaderos, 7 con sistema de conservación en frío, 14 con laboratorios de semillas habilitados y la capacidad de uso de los laboratorios llega al 62%.

La investigación y el desarrollo de nuevas variedades por parte de las empresas obtentoras de semillas permite a los agricultores mejorar sus rendimientos con un aumento significativo en la calidad de las cosechas, lo que garantiza una buena producción de alimentos y excelente materia prima para la industria.

Por otra parte, estudios de la Federación Internacional de Semillas (ISF) señalan que aproximadamente el 40% del aumento o descenso en los rendimientos está dado por el componente genético de la semilla y su buen manejo. En ese último punto hay que mencionar que el éxito en la producción radica en la utilización de simientes certificadas o fiscalizadas que dan respaldo y seguridad al productor.

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Así también, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) llevó adelante investigaciones en diferentes países que permitieron comprobar que el uso de semillas certificadas aumentó considerablemente los rendimientos de los cultivos de pequeños productores que participaron en proyectos.

Por otra parte, preocupa al rubro el incremento del comercio ilegal de semillas (bolsas blancas), ya que pone en riesgo las mejoras logradas en la producción y el acceso a nuevas tecnologías.