Para muchos, este 2020 ya es un período perdido, más aún teniendo en cuenta el complicado 2019 por el que atravesó Paraguay. Sin embargo, las medidas que viene implementando el Gobierno en cuanto a política económica en gran mayoría son acertadas, pero lo que en realidad se debería ver es cómo lograr que lo que se quiere hacer se concrete como tal.
Es parte de la apreciación de Gabriel Oddone, responsable de los Departamentos de Análisis Económico y Finanzas de CPA Ferrere Uruguay, quien brindó una charla vía Zoom acerca de la coyuntura económica global, regional y local, con el título “¿Pasó lo peor?: Perspectivas económicas 2020/21″, junto con Patricia Goto, analista económica de CPA Ferrere Paraguay.
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“Luego de lo que ya se anunció y presentó en cuanto al plan de reactivación económica, el desafío que tiene Paraguay es construir un plan que se equilibre con el crecimiento que se pretende junto con el margen fiscal, que es donde se debe tener mucho cuidado”, expresó.
Esto, teniendo en cuenta que si bien el país está actuando bien en política económica, con una inyección de liquidez al mercado, que es lo que se necesita para asistir a los diversos sectores económicos, a la vez puede suponer un exceso de liquidez que puede provocar fenómenos y condiciones monetarias que no sean sostenibles en el tiempo.
Políticas precavidas
Por lo tanto, aseveró que las políticas tienen que ser “precavidas” y que Paraguay va a tener que asumir un peregrinaje de un año y medio para recuperarse, lo que dependerá bastante también de la gestión interna que anticipó.
Al efecto, Goto encaró el factor de las finanzas públicas, recordando que ya en el 2019 Paraguay había doblado la meta de 1,5% de la deuda pública, que si bien está contemplado en la ley y que para este año se estima un déficit fiscal de 6,5% del PIB para el cierre del 2020, con base también en las grandes caídas en las recaudaciones, en especial en abril y que fueron levemente recuperándose desde mayo.
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“Este deterioro severo de la meta nos llevaría un proceso de 3 a 4 años para volver a recuperar las finanzas públicas, lo que dependerá mucho también de los factores externos a más de las acciones internas, ya que si bien, los niveles actuales aún son bajos comparados con otros países, la tendencia sugiere que no sería sostenible seguir endeudando al país al ritmo que se viene haciendo”, agregó.
Proyecciones
En cuanto a las proyecciones desde CPA Ferrere, contextualizaron una inflación con niveles bajos para este 2020 del 1,1%, que podría darse por presiones bajistas que se asocian a la crisis sanitaria, en especial en el rubro de combustible que se dio por la baja del petróleo, a los que se suma del sector de transporte, al igual que los precios de la carne por una mayor oferta local, debido a la ralentización del comercio externo y una debilidad de la demanda interna, que ya para el 2021 se espera una inflación de 3,5%.
En tanto que el PIB caerá en 5%, siendo la mayor contracción que será observada, debido al shock de oferta como lo denominan por el distanciamiento social que se dio en la cuarentena y el shock de demanda explicado por el deterioro del empleo, un comportamiento diferente del consumidor y un encarecimiento relativo respecto a la región.
Ya para el 2021, una recuperación de la economía local de 5,3% tras un fuerte impulso en inversiones para obras públicas, más una zafra auspiciosa, pero sin dejar de tener en cuenta riesgos adicionales como una prolongada sequía, bajo nivel del río que afecta a la producción de energía y al sector logístico.
Cuidadoso, pero creíble
Por lo tanto, Oddone resumió que se requiere de un fortalecimiento de la capacidad de administración, y para lograr la deseada convergencia fiscal se debe lograr la reactivación económica para que genere la recaudación necesaria y al mismo tiempo, volverse creíble ante la mirada externa, siendo cuidados con los gastos corrientes y compromisos fiscales.