En un reciente artículo en el blog del Banco Mundial (BM) sobre qué se necesita para lograr la contención del COVID-19 y por sobre todo, una reactivación económica, fue tomado el caso de cinco países cuyos enfoques tuvieron éxito en la formulación de políticas de contingencia.
Así, se utilizó la experiencia de Colombia, Ghana, Sudáfrica, Vietnam e Italia a fin de aprender de ellos y orientar a los demás países en cuanto a cómo se enfocó la pandemia en las áreas de diseño, la comunicación y la implementación de estrategias para mitigar la crisis de salud pública y cómo prepararse para la reactivación económica.
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Al respecto, fueron consultados por el BM los especialistas Peter Piot en salud; médico investigador especializado en microbiología y Carmen Reinhart, experta en crisis financieras y deuda pública, nombrada en mayo de este año como primera economista y vicepresidenta del Grupo Banco Mundial, quienes coincidieron en la necesidad de un equilibrio entre la salud pública y las necesidades económicas.
“Los países y los asociados en la tarea del desarrollo siguen aprendiendo mientras ponen en práctica medidas de mitigación de riesgos”, se expone en el artículo, que pareciera también apuntar al caso de Paraguay, que tras cuatro meses del primer caso positivo del COVID-19, la serie de medidas lanzadas y aplicadas todavía resultan insuficientes, mientras el país sigue trepando con una deuda pública, necesaria en este caso a causa de la pandemia, ya que lo ideal es que sea para inversiones.
Recomendaciones
En dicho contexto, tras las consultas a los expertos surgieron algunas recomendaciones, como que una acción rápida y decidida es fundamental, ya que las respuestas exitosas implicaron medidas tempranas, pruebas a gran escala, seguimiento de contactos y aislamiento físico de pacientes enfermos y al mismo tiempo, una adaptación rápida a un nuevo modo de vivir.
Aseveraron a la vez que son los líderes de los países quienes deben generar confianza y comunicarse con honestidad, es decir, que sean abiertos y colaboren con las comunidades para ayudar a las personas a responder a la pandemia y tomar las precauciones necesarias.
Al mismo tiempo, señalaron que la crisis representa una oportunidad para mejorar la calidad y el alcance de los servicios esenciales, no solo de la atención de la salud, sino también de la protección social, dando como ejemplo los pagos digitales para llegar a poblaciones vulnerables y que trabajan en la economía informal o carecen de acceso a cuentas bancarias, puntos que coinciden con las medidas adoptadas por Paraguay en cuanto a la asistencia social, con los programas ya sea de Ñangareko o Pytyvõ.
Y en cuanto a los resultados de los países tomados como ejemplo, en Vietnam el impacto sanitario hasta la fecha es relativamente menor y la actividad económica volvió en gran medida a la normalidad. Italia actuó rápidamente a través de testeos rápidos, rastreo de contactos, aislamiento y vigilancia para monitorear la propagación, especialmente entre los trabajadores esenciales, los ancianos y otros grupos vulnerables.
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Ghana se esforzó en sistemas sólidos, frenó la propagación del virus y permitió que ciertos sectores de la economía volvieran a abrirse cuidadosamente, brindando al mismo tiempo apoyo a otros, como el turismo, que aún no se recuperó. Sudáfrica se centró en distribuir fondos de ayuda social para llegar a un porcentaje mayor de la población y especialmente, para evitar que las personas se suman aún más en la pobreza, por la amplia desigualdad latente. En tanto que en Colombia, el Gobierno trabajó de manera estrecha con el sector privado, impulsando a decenas de empresas a cambiar su producción y empezar a fabricar equipos de protección personal y respiradores.