• Damasco, Siria. AFP

Las tropas rebeldes lide­radas por islamistas radicales anunciaron ayer domingo en la televisión siria la caída del presidente Bashar al Asad y la “libera­ción” de la capital Damasco, tras una ofensiva relámpago que puso fin a más de cinco décadas de régimen de la misma familia.

Decenas de personas se manifestaron en el centro de Damasco para celebrar la caída del régimen, según imá­genes de AFPTV, y se vieron imágenes de personas piso­teando una estatua de Hafez, el padre de Bashar.

En la plaza de los Omeyas, el ruido de los disparos como señal de alegría se mezclaba con los gritos de “Allahu Akbar” (“Dios es el más grande”).

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“Después de 14 años de gue­rra brutal y la caída del régi­men dictatorial, el pueblo sirio puede hoy aprovechar una ocasión histórica de construir un futuro estable y pacífico”, declaró el jefe de la ONU Antonio Guterres.

Guterres pidió “evitar la vio­lencia en este periodo sen­sible, protegiendo los dere­chos de todos los sirios, sin distingos”.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó la caída de Al Asad como una “oportunidad histó­rica” y afirmó que el dirigente “debería rendir cuentas”.

Washington tiene cerca de 900 soldados en el país como parte de la coalición inter­nacional que se creó en 2014 para ayudar a combatir al grupo yihadista Estado Islá­mico.

Francia y Alemania cele­braron la caída de Bashar al Asad, pero instaron también a rechazar “toda forma de extremismo”. Hay que evitar que Siria “caiga en el caos”, advirtió Qatar. Arabia Sau­dita, a su vez, pidió proteger al país del “caos y la división”.

ASILO POLÍTICO

Bashar al Asad y su familia están en Moscú, anuncia­ron en la noche del domingo las agencias de prensa rusas, que citaron una fuente del Kremlin, después de que el dirigente sirio fuera derro­cado por una ofensiva de una alianza de rebeldes liderados por islamistas radicales.

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