Restaurada totalmente tras el dramático incendio de abril de 2019, la catedral de Notre Dame de París abrió de nuevo sus puertas al mundo ayer sábado, con la presencia de unos 40 líderes mundiales. Entre los invitados estaba el presidente electo estadounidense Donald Trump, que aterrizó ayer temprano, y el mandatario ucraniano, Volodimir Zelenski, que llegó horas después. Otras personalidades presentes fueron el príncipe Guillermo, el príncipe Alberto de Mónaco, el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier y la primera dama estadounidense, Jill Biden. El papa Francisco estuvo ausente, ya que optó por asistir a un congreso religioso en Córcega dentro de diez días.
La completa renovación del templo ha costado unos 770 millones de dólares, sufragados con las masivas donaciones provenientes del mundo entero, en particular de Estados Unidos. “Es magnífico y también muy personal para mí. Y me parece fantástico que él (Trump) esté aquí, y todos esos dignatarios”, declaró a la AFP Joe, de 65 años, un visitante proveniente de Filadelfia.
MÁS DE 800 AÑOS
La catedral gótica, cuya construcción se inició hace más de 860 años, sufrió un devastador incendio el 15 de abril de 2019. Las imágenes del desastre dieron la vuelta al mundo. Esta reinauguración supone otro jalón en su agitada historia, con un tejado totalmente reconstruido, una nave y un crucero limpios, un mobiliario nuevo y moderno y una iluminación modulable gracias a lámparas led. El órgano, fabricado hace tres siglos, fue desmontado, limpiado y vuelto a instalar. Si bien la nave de 60 metros de longitud se muestra ante los fieles de un blanco inmaculado, las capillas adyacentes lucen colores espectaculares, gracias al meticuloso trabajo de centenares de artesanos. Entre ellas, la capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe, una rareza entre los templos europeos.