La justicia de Estados Unidos sentenció al expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández a 45 años de prisión, tras haber sido hallado culpable de tráfico de drogas y armas el pasado 8 de marzo.
En una audiencia en Nueva York, el juez Kevin Castel condenó a Hernández, de 55 años, a una multa de 8 millones de dólares y a 5 años de libertad vigilada cuando cumpla su condena.
La pena es un poco superior al mínimo estipulado –40 años por los tres cargos–, que reclamaba la defensa, pero inferior a la cadena perpetua que solicitó la Fiscalía.
Vestido con uniforme de presidiario, Hernández escuchó de pie la sentencia del juez, en una sala abarrotada de hondureños que se acercaron al tribunal del distrito sur de Manhattan para asistir a este día histórico.
Su abogado defensor Renato Stabile anunció que apelará la sentencia con el fin último de “anular la condena” y “celebrar un nuevo juicio”, como había reclamado infructuosamente hasta ahora.
Con este motivo, pidió que su defendido permanezca de momento en el Centro Metropolitano de Detención de Brooklyn, para sorpresa del juez, ya que es famoso por sus pésimas condiciones.