Julian Assange, fundador de WikiLeaks, retomó su vida en libertad en Australia tras declararse culpable de revelar secretos de defensa en el marco de un acuerdo con la justicia de Estados Unidos, que permitió poner fin a casi 14 años de batalla legal.
Assange llegó a Canberra, la capital de su país natal, en un jet privado, tras pasar los últimos cinco años en una cárcel de alta seguridad en el Reino Unido.
Al salir del avión, vistiendo traje negro y una corbata ocre, levantó el puño y cruzó la pista para abrazar a su esposa Stella y a su padre, ante la mirada de decenas de periodistas.
“Les pido por favor que nos den espacio, que nos den privacidad, para encontrar nuestro lugar, que dejen que nuestra familia sea una familia antes de que él pueda hablar de nuevo en el momento que elija”, dijo la esposa de Assange, quien abandonó la sala, sin hacer declaraciones.
El australiano, acusado de espionaje, fue declarado “hombre libre” por la justicia de Estados Unidos.