Más de un millón de musulmanes abandonaron ayer viernes la Meca, ciudad de Arabia Saudita donde iniciaron bajo un calor sofocante el hach –su gran peregrinación anual–, para pasar la noche en el campamento gigante de Mina, en el oeste del reino.
Los fieles, ataviados con túnicas, llegaron en autobuses o a pie al campamento de Mina tras realizar el rito del “tawaf”, que consiste en dar siete vueltas alrededor de la Kaaba, la estructura cúbica negra hacia la que rezan los musulmanes de todo el mundo, situada en el corazón de la Gran Mezquita.
“Dios es grande” o “Dios, respondemos a tu llamada”, corearon los peregrinos, que viajaron desde todas partes del mundo, inundados de fervor espiritual. Los participantes, que el lunes ascendían 1,5 millones, enfrentarán este año el intenso calor, con previsiones máximas diarias de 44 ºC.
Los fieles pasaron la noche en carpas climatizadas en Mina, un valle rodeado de montañas rocosas a varios kilómetros de La Meca.