• Río de Janeiro, Brasil. AFP.

En una antigua estación ferroviaria de Río de Janeiro se amontonan alimentos, botellas de agua y ropa: son donaciones que demuestran la ola de solidaridad que sus­citó la catástrofe climática en el sur de Brasil, por una vez unido pese a la polarización política.

“Es tremendamente triste, devastador”, dice a la AFP Natalia Maria Montenegro Cardoso mientras descarga de su carro en el populoso barrio de Gamboa, cerca del puerto de Río, una veintena de ‘packs’ de botellas de agua.

La tragedia que golpea a los habitantes de Río Grande do Sul conmueve a todo el país. El balance, que aún es provisional, suma unos 150 muertos, más de un centenar de desaparecidos, 600.000 personas forzadas a dejar sus hogares y enormes pérdi­das materiales al cabo de dos semanas de inundaciones.

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“Mañana, traeremos comida para los animales y mantas”, dice Montenegro Cardoso, una trabajadora del sector de la salud de 30 años, que realizó una colecta entre sus colegas.

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