India comenzó unas elecciones legislativas de seis semanas de duración, con el primer ministro nacionalista Narendra Modi como favorito para obtener un tercer mandato frente a una oposición debilitada.
Casi 970 millones de personas pueden votar en los mayores comicios del mundo, un asombroso ejercicio logístico en la nación que recientemente desbancó a China como la más poblada del planeta.
Las votaciones para renovar a los 543 miembros de la Cámara Baja se desarrollan en siete etapas hasta el 1 de junio. El recuento se producirá el 4 de ese mes y ese mismo día deben conocerse los resultados.
En una de las circunscripciones que votaron ayer, una larga fila de votantes esperaba la apertura de los colegios en la ciudad santa hindú de Haridwar, a orillas del río Ganges.
“Estoy feliz con la dirección del país”, dijo a la AFP el conductor de bicitaxi Ganga Singh, de 27 años. Coincidiendo con la apertura de colegios, Modi afirmó que “cada voto cuenta”.
El primer ministro de 73 años goza de una alta popularidad, después de una década en el cargo durante la que India ha aumentado su influencia diplomática y se ha erigido en una potencia económica.
Su mandato también se ha caracterizado por un intento de alinear la política gubernamental con la fe mayoritaria del país, el hinduismo. Su predicamento entre los fieles hindúes reportó contundentes victorias a su Bharatiya Janata Party (BJP) en las elecciones de 2014 y 2019.
Aunque India es constitucionalmente laica, los 220 millones de musulmanes y otras minorías del país se sienten amenazados. Ejemplo de esta política fue la asistencia de Modi este año a la inauguración de un gran templo al dios hindú Ram construido sobre los restos de una histórica mezquita destrui