Rosario, Argentina. AFP.
Sin taxis ni autobuses y con escuelas cerradas: así vivía ayer Rosario, la tercera ciudad de Argentina, tras cuatro asesinatos vinculados al narco que provocaron el envío de fuerzas federales por parte del Gobierno y un proyecto de ley “antimafia” a la italiana.
La ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich, anunció en conferencia de prensa un plan de “saturación policial” y el refuerzo de 450 efectivos para evitar que Rosario (Santa Fe, centro) se convierta en “tierra de narcoterroristas”.
La funcionaria informó también del envío al Congreso de una ley “antibandas” que “tipifica una nueva modalidad de persecución penal, tomando los crímenes de estas bandas y adjudicándoselo a todos sus integrantes, como hizo el código penal antimafia de Italia”.
Luego del fusilamiento el fin de semana de un empleado de una gasolinera, que se sumó a otros tres asesinatos en la última semana, Rosario despertó sin autobuses, sin clases, sin atención en centros de salud, sin recolección de residuos, sin taxis ni servicio de gasolinerías durante la noche.
Los directivos de las escuelas decidieron no dar clases luego de los crímenes que provocaron “pánico” en la población, y que el Gobierno atribuye a una “reacción” de jefes narcos encarcelados por el endurecimiento de sus condiciones de detención.
“Familias, hemos decidido suspender el dictado de clases de modo presencial solo por mañana”, fue el mensaje de WhatsApp que recibieron el domingo los padres de la escuela Francisco Gurruchaga. “Debemos resguardarnos ante todo lo que ocurre”.