Pekín, China. AFP.
La calidad del aire se degradó este año en China por primera vez desde que el país lanzó en 2013 su campaña de “guerra a la contaminación”, según un estudio.
“El 2023 es el primer año en el que el nivel nacional medio de partículas finas PM2,5 en China aumenta de un año para otro”, destaca el estudio del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA), una institución independiente con sede en Finlandia.
El CREA detalló que el 80 % de las capitales provinciales, incluyendo Pekín, registraron niveles más altos de concentración de partículas PM2,5 en 2023, en comparación con el año anterior.
El incremento global, por primera vez en una década, se explica por “un aumento general de las emisiones de origen humano”, que se suma a unas “condiciones meteorológicas desfavorables”, según destaca el organismo.
En 2023, China levantó las drásticas medidas impuestas contra el covid-19, que habían provocado una fuerte ralentización de la actividad durante los tres años anteriores.
Este mismo mes, un consorcio internacional de científicos climáticos publicó otro estudio en el que prevé que las emisiones de CO2 debidas a los combustibles fósiles hayan aumentado un 4 % este año, a medida que el país sigue recuperándose tras la pandemia.
El país asiático lanzó en 2013 una campaña de “guerra a la contaminación”, por la que cerró decenas de centrales de carbón y desplazó instalaciones de industrias pesadas, para combatir el “smog” que cubría la mayoría de sus grandes ciudades, especialmente en invierno. Hasta ahora, la campaña había propiciado una bajada continua de la concentración de partículas PM2,5 en el aire, aunque sin satisfacer las normas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según esta agencia de la ONU, una exposición prolongada a niveles excesivos de concentración de partículas PM2,5 puede provocar enfermedades cardíacas, cáncer de pulmón y afecciones respiratorias.