- Buenos Aires, Argentina. AFP.
Agobiada por su peor crisis económica en décadas, Argentina elegirá presidente este domingo entre el ministro de Economía peronista Sergio Massa, bajo cuya gestión la inflación anualizada llegó a 143 % y la pobreza a 40 %, y el líder libertario y ultraderechista Javier Milei, que promete eliminar el Banco Central y dolarizar la economía.
“Muchos se ven sin alternativa. Hay un importante grupo de electores que siente mucho rechazo por ambos candidatos. Ellos pueden ser decisivos”, opinó Benjamín Gedan, director del Proyecto Argentina en el Wilson Center de Washington. Las encuestas apuntan a un empate técnico entre los dos aspirantes, y en ese panorama las decisiones de último momento serán cruciales.
“El país está dividido mitad y mitad. Yo voy a tomar la decisión en el último momento, después de haber sacado todas mis calculadoras”, refirió Ernesto Velásquez, un empleado en informática de 41 años. La politóloga Belén Amadeo, de la Universidad de Buenos Aires, explica que el amplio universo de los indecisos surge de la derrota de la conservadora Patricia Bullrich, de la coalición de centro-derecha Juntos por el Cambio, que en la primera vuelta del 22 de octubre sacó 24 % de los votos, frente a 37 % de Massa y 30 % de Milei. “Toda esa gente se desarticula. Hay un tercio de la población que no sabe por quién votar”, explicó a la AFP, al referirse a los votantes de Juntos por el Cambio.
El panorama para el balotaje es ahora el de “minorías que se enfrentan, y mucha gente angustiada por su elección”, dijo Amadeo.
Un indeciso suele sentir que su elección es la mejor entre dos malas opciones. María López, una vendedora de 39 años, se declara “muy desconcertada”, pero no quiere votar en blanco. “Ninguno de los dos candidatos me parece buena opción para sacar adelante el país con la crisis que tenemos. Pero son las opciones que hay”, dijo.
En la calle, Juan Cruz Kosiak, un joven de 23 años, reparte volantes publicitarios. Trabaja en la informalidad y el mes pasado ganó 85.000 pesos (unos 252 dólares al tipo de cambio oficial), un poco más de la mitad del salario mínimo.