Buenos Aires, Argentina. AFP.

Con comparaciones entre telegramas y actas de escrutinio, videos de boletas rotas y dis­cursos exaltados, cuentas de redes sociales identifica­das con el ultraderechista Javier Milei construyen lo que especialistas caracteri­zan como una “narrativa de fraude” en su contra luego de la primera vuelta presiden­cial en Argentina.

“El fraude existe. Me da pena por la gente que va a votar y personas como yo que pasa­mos todo el día fiscalizando y cuidando cada voto”, dice entre lágrimas una usuaria en TikTok, que denuncia irregu­laridades en el recuento provi­sorio en la provincia de Men­doza. “Un voto no contado ya es fraude”, exclama un perio­dista en el canal de streaming Neura, en un recorte que se hizo viral.

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En la primera vuelta presiden­cial del 22 de octubre, el can­didato libertario Milei quedó como el segundo más votado, con 30 por ciento, detrás del oficialista Sergio Massa, ministro de Economía, que obtuvo casi 37 por ciento.

Hasta el momento, ninguna fuerza política denunció ante la Justicia el supuesto fraude. “El escrutinio definitivo es el único que tiene validez legal. El recuento provisorio es meramente informativo”, explicó a la AFP Ezequiel Quinteros, vocero de la auto­ridad electoral argentina. Aunque los dos resultados no presentaron variaciones significativas, esto no hizo mella en el submundo de las redes, donde en los últimos dos fines de semana simpa­tizantes de Milei fueron con­vocados en Buenos Aires bajo la consigna “marcha contra el fraude”. Una nueva mani­festación está prevista para el domingo próximo.

“NARRATIVA DE FRAUDE”

El concepto de “narrativa del fraude” fue acuñado por el director del Departamento de Observación Electoral de la OEA, Gerardo de Icaza, para describir un fenómeno que se presenta con diferentes forma­tos en muchos países, precisó a la AFP el abogado Alejandro Tullio, director nacional elec­toral entre 2001 y 2016.

“Se trata de minar la credibi­lidad de las elecciones, ya sea de las leyes como de los órga­nos encargados de aplicar­las y, en muchos sitios, forma parte de estrategias de des­legitimación maliciosa de los resultados”, dijo.

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