Seúl, Corea del Sur. AFP.
Corea del Norte afirmó el jueves que había probado con éxito su nuevo misil balístico intercontinental, supuestamente de combustible sólido, dijeron los medios oficiales del país, que días atrás amenazó con abatir aviones de espionaje estadounidenses. En las imágenes ofrecidas por los medios estatales, el líder Kim Jong Un, con una chaqueta blanca y flanqueado por su mujer y sus asesores, aplaude con entusiasmo después del lanzamiento del misil Hwasong-18.
El proyectil, que solo había sido probado una vez en abril, recorrió 1.001 kilómetros alcanzando una altura máxima de 6.648 kilómetros antes de caer al mar del Japón, dijo la agencia de prensa KCNA. El tiempo de vuelo de unos 70 minutos es similar al de otros disparos de misiles balísticos intercontinentales (ICBM) practicados por Corea del Norte, apuntaron los expertos. El lanzamiento fue una “gran explosión” que sacudió “a todo el planeta”, afirmó KCNA.
La agencia también aseguró que Kim prometió una “serie de ofensivas militares más fuertes” hasta que Estados Unidos y Corea del Sur cambien sus políticas hacia este hermético país comunista. Citando la “inestable situación” en la península de Corea, Kim pidió “esfuerzos más intensos” para impulsar el arsenal nuclear de Pyongyang.
El lanzamiento, que Seúl había detectado el miércoles, se produce en un momento de relaciones muy tensas entre las dos Coreas, que han paralizado todo contacto diplomático. El Norte aumentó sus ensayos armamentísticos y su líder pidió potenciar su arsenal, mientras el Sur y Estados Unidos incrementan sus maniobras militares en la zona y prometen acabar con el poder en Pyongyang si recurre a sus armas atómicas.
El disparo “es una grave provocación que lastima la paz y la seguridad en la península de Corea” y viola las sanciones de la ONU contra Pyongyang, dijo el comando militar de Seúl. Un portavoz del secretario general de la ONU, António Guterres, afirmó que la organización está “muy preocupada” por el lanzamiento, que también fue condenado por Estados Unidos y sus aliados.
“Este lanzamiento es una violación descarada de múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, eleva innecesariamente las tensiones y amenaza con desestabilizar la situación de seguridad en la región”, dijo en un comunicado el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, Adam Hodge. En febrero, Pyongyang había lanzado en febrero un Hwasong-15, también intercontinental, que sobrevoló una distancia similar, de 989 km.
Aviso a EEUU
El último disparo se produce apenas dos días después de que Corea del Norte acusara a Estados Unidos de violar su espacio aéreo con aviones de espionaje y condenara sus planes de desplegar submarinos con misiles nucleares cerca de la península. Un portavoz del ministerio de Defensa Nacional norcoreano aseguró que Estados Unidos “ha intensificado las actividades de espionaje más allá de los niveles propios de tiempos de guerra”.
“No hay garantía de que no ocurra un incidente tan chocante como derribar un avión estratégico de reconocimiento de la Fuerza Aérea estadounidense” en el mar de Japón, dijo el portavoz en una declaración difundida por la agencia oficial KCNA. Estados Unidos anunció en abril que un submarino con arsenal nuclear iba a atracar en un puerto surcoreano por primera vez en décadas, pero no precisó en qué fecha. El próximo mes, los dos países aliados deben iniciar unos importantes ejercicios militares anuales.
Corea del Norte observa estas maniboras como preparativos para una eventual guerra abierta contra su país. “Espero que el Norte continúe disparando misiles parecidos al Hwasong-18 hasta finales de agosto, cuando están programados los ejercicios militares EEUU-Corea del Sur”, dijo Choi Gi-il, profesor de estudios militares en la Universidad Sangji.
Aunque los lanzamientos de ICBM son caros, especialmente en la precaria situación económica de Corea del Norte con escasez de comida y hambruna, Choi afirmó que Pyongyang dispone de “suficientes misiles preparados” para continuar con estos ensayos. Durante este último suceso, el presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, participaba en Lituania en una cumbre de la OTAN para buscar más cooperación ante la amenaza del Norte.