Uganda. AFP.
Familiares desconsolados se congregaron ayer en una morgue de Uganda en busca de noticias de sus seres queridos, tras el ataque de un grupo rebelde que dejó 41 muertos en una escuela, la gran mayoría estudiantes. El papa Francisco condenó el “ataque brutal” y dijo que rezaba por los jóvenes este domingo, al reencontrarse con los fieles en la plaza de San Pedro del Vaticano tras su operación de abdomen.
Al menos 41 personas fueron masacradas la noche del viernes en una escuela de secundaria del oeste del país, situada muy cerca de la República Democrática del Congo (RDC), donde tiene su bastión la milicia de filiación yihadista a la que las autoridades imputaron el asalto. Las víctimas murieron a machetazos, a tiros o quemadas en la escuela Lhubiriha, en la localidad de Mpondwe.
El ejército y la policía acusaron a las Fuerzas Aliadas Democráticas (ADF), un grupo rebelde vinculado al grupo yihadista Estado Islámico. La milicia se llevó a seis personas secuestradas a la RDC. Muchas de las víctimas murieron calcinadas, cuando los atacantes incendiaron un dormitorio colectivo, lo que complica las tareas de identificación y de recuento de los desaparecidos.
En la morgue de Bwera, cerca de donde sucedió el ataque, las familias lloraban mientras los cadáveres de sus parientes eran colocados en féretros y trasladados para ser enterrados. Otros siguen sin noticias de sus seres queridos. Muchas de las víctimas que murieron quemadas fueron llevadas a la ciudad de Fort Portal, donde se les realizarán exámenes de ADN para ser identificadas. En el asalto perecieron 17 estudiantes varones, quemados en su dormitorio. Veinte colegialas fueron masacradas a machetazos, según detalló la primera dama de Uganda y ministra de Educación, Janet Museveni. También murió un guardia de seguridad, según las autoridades. El del viernes fue el ataque más sangriento en Uganda desde 2010, cuando 76 personas murieron en un doble atentado en Kampala perpetrado por el grupo yihadista somalí Al Shabab.