Estados Unidos. AFP.
La casa de ladrillos fue pulverizada. Todo lo que queda de ella es el piso regado de objetos personales, una mochila rosa, un frasco de champú milagrosamente en pie. Tras el violento tornado que arrasó Rolling Fork, en Misisipi, los habitantes de esta localidad recién se están cayendo en la cuenta de cómo cambiarán sus vidas. Para evaluar los daños y salvar las pertenencias, y también porque estos escombros son todo lo que queda de sus vidas previas a la noche del viernes, cuando un tornado mató al menos a 25 personas en todo este estado del sur del país, al menos 13 de ellos en Rolling Fork, que cuenta con apenas 2.000 habitantes.
“¿Qué podemos hacer?”, se pregunta un afroamericano que prefiere permanecer en el anonimato, observando la devastación con aire estoico. El seguro no alcanzará para la reconstrucción en esta región, “una de las más pobres de Estados Unidos”, dice.
Kimberly Berry, de 46 años, trabaja en una planta procesadora de pescado y vive entre Rolling Fork y Silver City, otra localidad devastada por el tornado. Su casa fue arrasada por la tormenta, que se llevó las paredes y el techo, dejando solo el piso de madera, una cómoda, una tina y varias pertenencias personales esparcidas. El tornado fue selectivo. A lo largo de varios kilómetros, algunas zonas quedaron intactas, y a pocos metros la devastación.