- Washington, Estados Unidos. AFP.
Respirar un aire contaminado a largo plazo entraña un mayor riesgo de depresión, según dos nuevos estudios, que se suman a crecientes pruebas sobre efectos nefastos de la contaminación en la salud mental. La primera investigación, publicada la semana pasada por la revista Jama Psychiatry, siguió a unas 390.000 personas durante once años en el Reino Unido. Los niveles de contaminación a los que fueron expuestas fueron estimados según la ubicación de su domicilio.
Los investigadores estudiaron las tasas de partículas finas (PM2.5 y PM10), de dióxido de nitrógeno (NO2) y óxido nítrico (NO), una contaminación causada en parte por centrales de combustibles fósiles y el tránsito vehicular. “La exposición a largo plazo a múltiples contaminantes fue asociada con un riesgo mayor de depresión y ansiedad”, concluyeron los científicos. El riesgo observado es no linear, es decir, que crece fuertemente por encima de un nivel de concentración relativamente bajo, y tiende a estancarse luego.
“A sabiendas de que las normas de calidad del aire de numerosos países rebasan aun ampliamente las más recientes recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del 2021, deberían establecerse normas o regulaciones de contaminación más estrictas”, escribieron los autores del estudio.
El segundo estudio, publicado en la revista Jama Network Open, se centró en el efecto de partículas finas (PM2.5), dióxido de nitrógeno (NO2) y ozono (O3) en las personas de más de 64 años.