Estados Unidos. AFP.
El allanamiento de la residencia de Donald Trump por el FBI crea división: para unos es un primer paso hacia un juicio y para otros, una “persecución política”, en medio de una gran polarización y cuando el ex presidente considera volver a ser candidato a la Casa Blanca. Nunca un ex inquilino de la Casa Blanca tuvo tantos problemas con la justicia.
¿La redada de la policía federal tiene que ver con las cajas de cartón que Donald Trump se llevó cuando se fue de la Casa Blanca en enero de 2021?, ¿con la investigación sobre su presunta responsabilidad en el asalto al Capitolio? ¿o con las sospechas de fraude financiero que pesan sobre la Trump Organization en Nueva York? La AFP contactó con el FBI pero este declinó hacer comentarios.
Donald Trump se declara inocente en cada uno de estos casos y se considera blanco de una caza de brujas. En un comunicado denunció duramente el allanamiento de su mansión de Florida, al que no asistió. “Estos son tiempos oscuros para nuestra Nación”, dijo. “Esta incursión no anunciada en mi casa no era necesaria ni apropiada”, añadió.
“Nadie está por encima de la ley”, “ni siquiera un ex presidente de Estados Unidos”, declaró ayer la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en NBC. Como la mayoría de los demócratas, Pelosi lleva años pidiendo que el magnate rinda cuentas. La escalada judicial parece haber unido más al Partido Republicano en torno a Trump, hasta el punto de erigirlo en mártir.