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Un grupo de penitentes católicos en Filipinas celebró el Viernes Santo flagelando con látigos sus espaldas desnudas y ensangrentadas como parte de los ritos de Semana Santa en este país fervientemente religioso. Numerosos hombres con los rostros cubiertos y los pies descalzos marcharon bajo el sol cerca de la capital Manila golpeándose con látigos de bambú o cargando cruces de madera mientras eran golpeados, en una tradición mal vista por la Iglesia.
“Es severo, pero si tienes un deseo, soportarás el dolor”, aseguró a AFP Roy Balatbat, un devoto de 49 años, en el municipio de Hagonoy, en la periferia de Manila. Aunque la mayoría de fieles de este país mayoritariamente católico pasa el Viernes Santo en la iglesia o en familia, algunos se someten a duros ritos para expiar sus pecados o pedir intervención divina.
PALMEROS
“Quiero ser un palmero y subir al cerro”, cantan los “palmeros”, hombres y niños que extraen ramas de palmeras en el parque Ávila, una emblemática cadena montañosa que bordea Caracas, para regalarlas a los fieles el Domingo de Ramos. Esta tradición, de más de 250 años, está en el registro de buenas prácticas de salvaguardia de la Unesco y aspira a ser patrimonio de la humanidad.
Por otra parte, miles de fieles católicos de Ecuador volvieron a participar, luego de dos años de pandemia, en multitudinarias procesiones de Viernes Santo, en las que agradecieron por haberse salvado del covid-19 cargando enormes cruces y arrastrando cadenas. En Quito, donde se venera la imagen de Jesús del Gran Poder, hombres y mujeres vestidos de cucuruchos –personajes que visten túnicas moradas y grandes conos sobre sus cabezas– recorrieron las calles del centro histórico al ritmo de cánticos religiosos y marchas fúnebres.