AFP.
Un Adolf Hitler gigantesco se inclina y le da unas palmaditas a un dócil Vladimir Putin: es una de las imágenes animadas que la cuenta oficial del gobierno ucraniano en Twitter colgó el pasado 24 de febrero, cuando empezó la invasión. “Esto no es un ‘meme’, sino nuestra y vuestra realidad ahora mismo”, decía el mensaje.
Unos dos millones de personas apreciaron el tuit y miles lo compartieron, lo que lo convirtió en uno de los memes más populares de la guerra hasta el momento. Sin embargo, la mensajería oficial del país es solamente una minúscula parte de la particular batalla que se libra en las redes.
“No creo que los memes vayan a acabar con la guerra”, explicó Charlie Gere, un profesor de Sociología de la universidad de Lancaster, en el Reino Unido. Son más bien una “broma desesperada” que tendrá un impacto mínimo fuera de su esfera cultural. Una de esas bromas animadas, sin embargo, ha cruzado fronteras y se ha erigido en un símbolo.
El meme de “Santa Jabalina” muestra a una Madona aferrada a un lanzacohetes antitanques. Se ha convertido en un emblema que se puede hallar en camisetas y otros productos, vendidos por la el canadiense Christian Borys. Este fabricante asegura que ya ha recaudado más de un millón de dólares, y que los beneficios contribuirán al esfuerzo bélico ucraniano.