AFP.

La embajadora estadou­nidense ante la ONU, Linda Thomas-Gre­enfield, condenó ayer en una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU el “increíblemente temerario” ataque contra la central nuclear ucraniana de Zaporiyia de la pasada madrugada que puso en riesgo a toda Europa.

El ataque ruso contra la mayor central nuclear en Europa fue “increíblemente temerario y peligroso y ame­nazó la seguridad de los ciu­dadanos en Rusia, Ucrania y Europa”, dijo la embaja­dora estadounidense, quien recordó que las instalacio­nes nucleares “no deben con­vertirse en parte de este con­flicto”.

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Las tropas rusas ocuparon en la madrugada de ayer la mayor central nuclear de Ucrania y de Europa, tras un ataque que provocó un incen­dio sin consecuencias en los niveles de radiactividad, pero que paralizó al mundo ante el temor de una nueva catástrofe atómica. “Gracias a dios, el mundo evitó con jus­teza una catástrofe nuclear la noche pasada”, exclamó la embajadora.

“Es necesario mantener la cabeza fría”, dijo, tras pedir a Rusia que cese todo uso de la fuerza que pueda poner en peligro los 15 reactores ope­rativos en Ucrania o impedir que las autoridades locales puedan garantizar la segu­ridad tanto de sus 37 plan­tas como de las poblaciones vecinas.

Asimismo, pidió a Rusia que retire a los militares de la central para permitir trata­miento médico al personal herido, garantizar que los operarios tengan total acceso a la planta y poder comunicar con los reguladores nuclea­res, así como evaluar los daños infligidos por el bom­bardeo. Estados Unidos, dijo, está muy preocupado porque los militares rusos que con­trolan la planta de Chernó­bil no han permitido que haya un relevo del equipo desde la semana pasada.

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